El modisto libanés Elie Saab nos sumerge en un cuento de hadas, con bosques, vestidos de ensueño y un final feliz con una novia velada. Esta vez también expuso su sentido homenaje a Beirut, el lugar que le vio crecer y que él describió como una ciudad generosa, abierta a todas las culturas y con mucho glamour, como sus diseños: pura armonía de materiales y tejidos encontrados.
Es considerada una de las ciudades más hermosas del mundo y la más fascinante de todo Oriente Medio, un crisol de culturas y religiones: hablamos de Beirut, la capital del Líbano. Ciudad donde en 1982, a sus 18 años, Elie Saab se inició en el negocio de la moda. ¿Su especialidad? Los vestidos de novia, que confeccionaba en su taller. Hoy día ese atelier sigue en marcha, junto a otros dos en Milán y París.
“En cierta manera, sigo inspirándome en los recuerdos de Beirut que marcaron mi imaginario”, escribió el diseñador en un cuadernillo que entregó a las personas que acudieron a su presentación en el Teatro Nacional de Chaillot.
Un recuerdo a su madre
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Esta nueva colección recoge en sus patrones los años dorados de la década de los 60, materializados en la bella imagen de las mujeres, entre ellas, una muy especial, su madre. Saab, que nació en la «edad dorada» de la ciudad, los años sesenta, imprimió y bordó tulipanes en su colección primavera-verano, en recuerdo al estampado de un vestido de su madre que despertó en él la curiosidad.
En medio de una vegetación mediterránea, el diseñador reivindicó la elegancia de su memoria con vestidos con plumas, encajes, perlas, lentejuelas y plumetti, recubiertos en ocasiones por volantes o pétalos de flor, para terminar con un traje de novia de abultada falda estampada y completamente bordada.
Sin duda una colección de ensueño que despertó los aplausos de su público al finalizar el desfile de Elie Saab con su magnífica colección Alta Costura primavera-verano 2015 en París.
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