Vemos el mundo como somos – La percepción selectiva
Índice de Contenidos
>Con frecuencia, todos y cada uno de nosotros solemos pensar que somos quienes tenemos la visión más exacta del mundo. Sentimos que registramos con gran precisión cada segundo de nuestra vida y nuestro entorno, cual cámara de video HD; pero desgraciadamente esto no es así debido a la distorsión cognitiva conocida como Percepción Selectiva.
Este sesgo, trata de aceptar o rechazar un mensaje, situación o cualquier otro estímulo en base a nuestra predisposición a aceptarlo, es decir, elegimos lo que queremos ver, escuchar, sentir, en base a nuestras creencias, nuestros valores, expectativas, nuestros hábitos, deseos y necesidades, etc. desatendiendo el resto de información. Veamos un ejemplo. Imagina durante un minuto que estás paseando por un gran centro comercial lleno de gente con sus bulliciosas tiendas. Te paras en un escaparate, entras en una tienda, pasas de largo por otra. Miras allí y allá. Grandes carteles publicitarios, luces de neón, rótulos, voces de personas cercanas y de otras lejanas, bocinas a lo lejos. Al fin y al cabo un sinfín de estímulos. A última hora del día te piden que describas con detalle cada cosa que has visto y sentido. ¿Eres capaz de describir todo? O ¿solo aquello por lo que estabas interesado y te ha impactado?.
Como te habrás dado cuenta y como casi todo en esta vida, la percepción selectiva tiene cosas buenas y otras no tan buenas. Por un lado nos ayuda como mecanismo de defensa realizando filtros de los innumerables estímulos a los que nos enfrentamos diariamente, porque si no acabaríamos sobre estimulados, saturados y quizás algo “locos”. Mientras que por otro lado, la percepción selectiva nos empuja a componer una imagen rápida de la situación que nos rodea o por ejemplo de los demás, corriendo el riesgo de que esta imagen no sea del todo exacta. En este último sentido, recordad las innumerables discusiones que habremos tenido con nuestros compañeros de trabajo, nuestra familia… porque cada persona tiene una interpretación diferente del mismo hecho. O las veces que nos han dicho (y hemos dicho) que esperaban más de nosotros y ese fallo no lo hemos tenido a propósito con el fin de dañar al otro, simplemente porque no nos hemos dado cuenta.
Del mismo modo, esta tendencia explica cómo si estamos interesados en tener hijos, solo veamos mujeres embarazadas y carritos de niños, o si creemos que nuestro jefe nos tiene manía, solo seamos conscientes de esos momentos en los que puede que nos conteste airosamente, o que solo veamos coches negros como el que nos queremos comprar. Es decir, vemos lo que queremos ver. Vemos las cosas como somos nosotros.
Sabiendo ahora un poquito más sobre la percepción selectiva, te habrás dado cuenta como jefe, como esposo o mujer, madre o padre, o cualquier otro rol que tengas, la cantidad de información que estás dejando a un lado debido a tus creencias de: “los empleados no están implicados y trabajan siempre mal” (quizás nadie les ha dicho qué método de trabajo sería el más conveniente, o quizás solo es una de sus funciones las que hace regulín, pero el resto las domina) , “mi marido no sabe cocinar” (quizás no cocine el estofado que tu desearías, pero hace una tortilla francesa estupenda) y puede que estas creencias estén repercutiendo en tu relación con todos ellos.
Ya ves que es cuestión de cambiar el modo de pensar, ese paradigma a través del cual actuamos, de adoptar una actitud de apertura, comprensión y humildad hacia el otro. Sabemos y somos conscientes que esto no resulta de un día para otro, porque tus creencias se han formado durante años y años, sobre las diferentes experiencias que has vivido. Por eso, sabemos que habrá momentos en los que te resultará más sencillo y otras situaciones en las que te resultará complicado comprender las cosas como lo hacen quienes te rodean o trabajan para ti. Es importante que este cambio lo lleves a cabo teniendo presente que antes o después verás cambios positivos en tu relación con los demás y sobre todo la satisfacción de que lo estás intentado y luchas por ello. La pasión que le pongas a este cambio es lo que te empujará a seguir perseverando y disfrutar de la construcción de esta nueva forma de pensar independientemente de los resultados que obtengas a corto plazo.
Algunas recomendaciones que os damos para iniciaros en este cambio de paradigma son: usa la retroalimentación, adecua tu mensaje al receptor, estate atento de la comunicación no verbal de los otros, repite el mensaje que te dan para estar seguro de que ambas partes habéis entendido lo mismo, y escucha activamente, es decir, escucha al otro al 100% sin estar preparando la respuesta que le vas a dar, porque en el momento en que te pones a pensar que le vas a decir, dejas de escuchar y captar información.
Para finalizar el post de hoy, animaros a realizar ese cambio en vuestra percepción y por supuesto, nos tenéis a vuestra disposición en clavepicologia@gmail.com para ayudaros en ese cambio.
Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá
Deja un comentario