La llegada del verano nos recuerda esos días de vacaciones que tanto añoramos a lo largo del año, por fin unos días de descanso, cuidado personal, etc. Pero, después de “soñar” durante unos instantes pensamos: ¿qué hago con los niños? ¿en serio creo que voy a poder descansar?.
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Vacaciones suele ser sinónimo de no hacer nada, no tener horarios, y evidentemente debe ser un periodo de tiempo reparador que nos ayude a recargar las pilas tras grandes esfuerzos mentales y físicos. Pero este cambio de rutina puede suponer un arma de doble filo, tanto para mayores como pequeños, si no sabemos gestionar bien el tiempo.
A pesar de asociar las palabras organización y planning a una sensación desagradable, sobre todo para los enanos de la casa, el mantener un horario algo más flexible durante las vacaciones, evitará que los niños caigan en la pereza, haya peleas entre padres e hijos o hermanos.
Simplemente eliminará la sensación de pérdida de tiempo y descontrol sabiendo qué hacer y qué se espera de uno mismo en cada momento. Ayudará a divertirse y descansar correctamente, fomentando actividades que enriquezcan y ofrezcan momentos de desarrollo para todos los miembros de la familia.
Es conveniente evitar pasar gran parte del día con actividades sedentarias como el ordenador, la televisión o videojuegos. ¡Es momento de disfrutar en familia!. El ritmo frenético de los adultos día a día y las exigencias laborales impiden a la mayoría compartir tiempo con los más pequeños. Es momento de fomentar la conversación, interesarte por sus hobbies, jugar con ellos, contarles “batallitas” de tu infancia.
Aumentar el tiempo de actividades deportivas, campamentos, etc., es muy beneficioso no solo para su salud, también ayudan a mejorar habilidades, a saber relacionarse y hacer nuevos amigos, en definitiva contribuimos a un desarrollo óptimo tanto físico como cognitivo de nuestros hijos, además de ayudar a compaginar la vuelta al trabajo de los mayores con la continuidad de las vacaciones de los niños.
Es importante tener presente que deben ser actividades lúdicas, al fin y al cabo son vacaciones; para ello, contar con la opinión y gustos del niño nos puede ayudar, además de hacerles sentir importantes, escuchados y tenidos en cuenta.
Cortar de golpe con el aprendizaje de contenidos escolares, dificulta la vuelta al colegio tras tres meses de vacaciones. Para ello resulta provechoso dedicar 1 hora por las mañanas, 3-4 días en semana a repasar las diferentes materias.
Para finalizar, como padres, al igual que un masaje o estar en una tumbona al sol, contribuyen a nuestro descanso físico, el saber disfrutar de la compañía de nuestros hijos, de sus intereses y el ver cómo crecen, contribuirán a nuestro descanso mental, también muy necesario para la vuelta al trabajo. ¡APROVECHA EL VERANO PARA ELLO!
PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro e Irene Albert.
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