No sería la primera vez que un entrevistador nos dice: “¿estás seguro/a de lo que dices?, tu cara no dice lo mismo…”. En la entrada de hoy queremos hacer especial hincapié en la importancia de lo que decimos sin hablar en una entrevista de trabajo.
Cómo mantener tu cerebro en forma
Cómo hacer frente la vuelta al trabajo
Una de las muchas cosas que hemos aprendido en los tiempos que corren, es la toma de conciencia sobre la importancia de llevar bien preparada una entrevista para el puesto al que optamos: visitamos la página web de la empresa y nos la estudiamos de cabo a rabo; visitamos portales especializados en empleo, escribimos y pensamos la respuesta a cada pregunta típica que es probable que nos hagan, etc. En definitiva, empleamos mucho tiempo y esfuerzo para decir lo correcto. Pero, ¿somos conscientes de que cada una de las palabras tan bien pensada y estudiada, será interpretada en función de nuestra imagen personal?.
Cómo triunfar en una entrevista de trabajo
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En el momento en el que nuestro entrevistador nos recibe, no será necesario pronunciar una sola palabra para haber comunicado algo, nuestra imagen personal será el primer mensaje que transmitamos, por eso la necesidad de causar una primera buena impresión a través de: nuestra indumentaria, nuestras características físicas y nuestro lenguaje gestual. Estos tres factores serán el reflejo de nuestra personalidad y a través de lo que se interpretará lo que decimos.
Suele ocurrir que tendemos a incomodarnos, incluso a sentirnos evaluados negativamente cuando nos miran de arriba abajo. La primera impresión es un mecanismo automático y eficaz cuando no conocemos a alguien, ya que con un vistazo rápido recopilamos una serie de características que nos orientan y ayudan a comportarnos con esa persona. Estos atributos los vamos a relacionar con las diferentes representaciones mentales que nos hemos hecho de los distintos tipos de personas, en base a las experiencias pasadas.
En el contexto de una entrevista de trabajo, permite que tu entrevistador te evalúe visualmente. Tendrás la oportunidad de transmitir desde un principio, emociones y características positivas que evoquen al entrevistador agrado, cercanía, confianza, seguridad, etc. El hecho de mostrarte incómodo, puede generar tensión en el entrevistador por no permitirle hacer lo que quiere hacer.
Ser conscientes de nuestro cuerpo, conocerlo y escucharlo, reconocer nuestras muecas y tics… puede ayudarnos a manejar lo que queremos decir, cómo lo queremos decir o simplemente lo que no queremos transmitir. Resulta muy útil ensayar la entrevista delante de un espejo y en voz alta para identificar mejor cómo habla nuestro cuerpo. Contar con la ayuda de un amigo, familiar o profesional de la materia, para crear una simulación de entrevista, nos proporcionará un feedback sobre nuestro rendimiento, estilo y los mensajes que han recibido de nuestra comunicación no verbal y si coincidía con lo que queríamos transmitir.
¿Os convencemos ahora un poquito más sobre la importancia de dedicar también tiempo y esfuerzo a estudiar nuestros gestos? En la próxima entrada expondremos el significado de cada uno de ellos.
Terminamos con una frase de P. Watzlawick en su libro Teoría de la Comunicación, en la línea de lo que venimos diciendo, la no existencia de la no comunicación.
“La comunicación se concibe como un sistema de canales múltiples en el que el autor social participa en todo momento, tanto si lo desea como si no: por sus gestos, su mirada, su silencio e incluso su ausencia”.
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