Con poco más de 10.000 kilómetros cuadrados, la provincia de Soria alberga una variedad paisajística y natural que merece la pena descubrir.
Soria presenta un paisaje heterogéneo que abarca desde montes, sierras y valles hasta pastizales de verano y viñedos cercanos a la Ribera del Duero. Bosques y riachuelos; parajes solitarios y espacios naturales protegidos donde se conservan las más variadas especies vegetales y animales.
Una de las mejores alternativas es recorrer las diferentes rutas trazadas con el fin de que cada visitante contemple y respire los diferentes tesoros verdes de Soria. Entre ellas destaca el llamado Sendero Ibérico Soriano, el GR-86, que atraviesa la práctica totalidad de las sierras soriana, desde altas montañas hasta profundos valles.
Recorriendo el GR-86
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Utilizando esta ruta como guía, los visitantes podrán descubrir las comarcas de Soria, diferentes entre sí y cada una con un valor característico. Desde las Tierras de Ágreda, zona que demuestra el mestizaje de culturas que han pasado por aquí a través de la riqueza en patrimonio artístico tanto de Ágreda como de pueblos cercanos, hasta los efectos del clima subdesértico de Soria Este, donde se encuentran, por ejemplo, un complejo mosaico de cultivos cerealistas y de cerros multicolores de yesos, arcillas y calizas.
Otras etapas
Nos permiten adentrarle en Tierras Altas y El Valle, área que mezcla huellas de dinosaurio con casas solariegas, praderas de siega, dehesas arboladas de fresnos, robles y rebollos y especies de fauna como el milano real y negro, culebrera europea y aguililla calzada. De incalculable valor para la memoria del viajero son el Parque Natural de Picos de Urbión y la Laguna Negra, a los que también alcanza el Sendero, permitiendo disfrutar de sus innumerables panorámicas.
También podemos recorrer las Tierras del Burgo de Osma, pueblo donde la riqueza arquitectónica enamora a los viajeros, así como el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, otro gran atractivo de la Soria más natural, y el Monumento Natural de La Fuentona. Sus aguas son tan cristalinas que parecen no ser especial hondas, aunque, en realidad, el manantial tiene una profundidad aproximada de unos cincuenta metros y se prolonga en longitud varios cientos más hasta alcanzar el nivel del agua del río subterráneo con el que está conectada.
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