Lisboa es una de esas regiones que cuenta con numerosos castillos y fortalezas para todos los gustos. Encontramos edificaciones para familias con niños, donde podrán sentirse como auténticos caballeros medievales; para parejas, para enamorarse de nuevo y sentir el romanticismo que guardan sus paredes; y, para amigos, interesados por su historia y arquitectura.
En Lisboa, el más famoso es el Castillo de San Jorge, uno de los símbolos de la ciudad, designado como Monumento Nacional. Construido a mediados del siglo XI por los musulmanes, de su edificación original conserva once torres y presenta algunos elementos arquitectónicos característicos de las fortificaciones militares de época musulmana.
A día de hoy, constituye el vestigio más importante de la antigua residencia regia medieval y alberga el Museo, el Café do Castelo y el restaurante Casa do Leão. Además, dentro del perímetro podemos encontrar un conjunto de restos arqueológicos que atestiguan tres períodos destacados de la historia de Lisboa: las primeras estructuras de habitación del siglo VII a.C.; las casas y calles de mediados del siglo XI, de época islámica; y los vestigios de la última construcción palaciega, el Palacio de los Condes de Santiago, destruido por el terremoto de 1755.
Su excepcional ubicación, en la colina de San Jorge –muy recomendable coger el Tranvía 28 para llegar hasta él–, hace del castillo uno de los mejores miradores de Lisboa, con vistas únicas de la ciudad. Además, en la Torre de Ulises podemos encontrar el periscopio, sistema óptico de lentes y espejos inventado por Leonardo Da Vinci en el siglo XVI, que permite examinar en tiempo real la ciudad, sus monumentos y zonas emblemáticas y el río Tajo, con una vista que abarca 360º.
Muy cerca de Lisboa, en la emblemática villa de Sintra, se encuentra el Castillo de los Moros, una de las principales atracciones turísticas del Paisaje Cultural de Sintra. Clasificado como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1995, es una fortificación militar construida en torno al siglo X que fue testigo del islamismo en la región lisboeta. Dominando Sintra desde lo alto –ya que se ubica sobre la Sierra de Sintra–, tenía la función de garantizar la vigilancia y protección de Lisboa y sus alrededores, ya que permite admirar todo el paisaje que se extiende hasta el océano Atlántico.
En Sesimbra, situada en la Península de Setúbal, su castillo ofrece las mejores vistas del valle y la costa. En el siglo XII fue tomado por el rey Alfonso I de Portugal (conocido por los portugueses como Afonso Henriques), reconquistado después por los árabes y recuperado, más tarde, por los cristianos bajo el mandato de D. Sancho I. Elevado a 200 metros sobre la ciudad, en su recinto amurallado se encuentra la Iglesia Santa María do Castelo, donde admirar el altar dorado y sus azulejos.
La villa de Palmela, también en el distrito de Setúbal, es un lugar con historia que acoge un precioso conjunto monumental. El Castillo de Palmela, de imprescindible visita, ofrece una panorámica estratégica de parte del estuario del Sado, de una vertiente de la cordillera de Arrábida y de las llanuras que la separan del río Tajo. En el Castillo de Palmela también se encuentra la hermosa casa de huéspedes del mismo nombre. En la costa de Cascais, muy cerca de Lisboa, la Fortaleza do Guincho es un lugar ideal en el que alojarse. Construida en el siglo XVII, ha sido totalmente renovada y transformada en un hotel de lujo, cuyo restaurante tiene una Estrella Michelín. Ofrece unas vistas maravillosas de la famosa playa de Guincho –cuyas condiciones son las mejores para la práctica de deportes náuticos–, el Océano Atlántico y Cabo da Rocha, el punto más occidental de Europa. En esta localidad también se ubica la Pousada de Cascais, en la antigua Fortaleza da Cidadela, construida originalmente en el siglo XVI. Este alojamiento combina lo antiguo y lo moderno en sus habitaciones, muchas de ellas situadas en el antiguo cuartel, ofreciendo al huésped una experiencia diferente, y, muchas otras, modernas, con las mejores vistas al mar.
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