Rocío Flores publica una impactante imagen tras su última operación estética, una lipoescultura para eliminar la grasa localizada en diferentes partes de su cuerpo.
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Tras su espectacular cambio de imagen después de su paso por ‘Supervivientes’, parece que Rocío Flores le ha cogido el gustillo a pasar por quirófano, a la vez que cuida con mimo su aspecto físico.
Desde entonces, la hija de Antonio David Flores y Rocíco Carrasco se ha sometido a varios tratamientos de belleza tras los que muestra una imagen muy diferente a aquella joven que debutaba en televisión hace apenas unos años. Comenzó realizándose una bichectomía, que consiste en una extirpación de las bolsas grasas de Bichat. Es decir, una reducción quirúrgica del exceso de grasa de las mejillas, obteniendo un rostro más definido; infiltraciones de bótox, de ácido hialurónico, un aumento de labios y una rinomodelación.
Después, el pasado mes de enero, se sometió una operación de pecho. Y Rocío ha pasado de nuevo por quirófano para realizarse una lipoescultura para eliminar la grasa localizada en diferentes partes de su cuerpo. Una durísima operación que se hizo junto a la exmujer de su padre, Olga Moreno, y por la que tuvo que pasar por un complicado postoperatorio.
Una operación complicada que no ha dudado en compartir con sus seguidores a través de sus redes sociales. A través de stories de Instagram, Rocío respondido todas las preguntas de sus seguidores sobre su última intervención.
“Lo he pasado mal pero ya estoy súper bien y me veo genial entonces mereció la pena“
“¿Fue un postoperatorio doloroso“, le preguntaban. “En mi caso SÍ. Los 10 primeros días son cruciales, no puedes hacer prácticamente nada sola (yo me tiré de la cama al sofá y viceversa) con el intervalo de intentar andar un poco por la cocina pero había veces que no podía con el dolor que tenía pero eso depende de casa persona“, contesta Rocío junto a una impactante imagen donde enseña cómo estaba su cuerpo tras la intervención.
La joven afirma haber perdido 4 kilos con la operación. Además asegura que “duele, es una de las operaciones más demandadas, si no la que más, pero duele, yo pensaba que no, tengo que ser sincera. Lo he pasado mal pero ya estoy súper bien y me veo genial entonces mereció la pena“.
Un postoperatorio que está siendo bastante duro para ella. Y es que desde el 28 de marzo lleva con una faja sin quitársela para nada, ni para ducharse: “Es como un neopreno y me bañaba y luego me secaba con secador (ese momento era un suplicio)“.
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