En mi #barbireandoporspain hoy nos vamos a disfrutar de la Region de la Mancha, la madre de la cocina castellana. Mi destino, Albacete, donde su gastronomía es una de las más ricas y diversas.
Pongo rumbo al Parador de Albacete, una quinta manchega de largos corredores y amplios jardines que recuerdan a las posadas que describía Cervantes. Hace muy poco volví a releer El Quijote y reconozco que soy fan de las Tierras de la Mancha.
Escapada al Palacio del Infante Don Juan Manuel en Belmonte
Llego cuando aún faltan algunas horas para el ocaso, atravesando campos castellanos, saliendo del mundanal ruido de la carretera, para perderme es un oasis de frescura, de relax y de ese ambiente tan slowlife que busco. Ante mi, esta Quinta tan manchega con decoración castellana, muy sobrio y a la vez con rincones llenos de encanto que hacen que me pierda en sus pasillos que me llevan a un patio general coronado con una preciosa fuente; rincones con espejos y con chachiperres de la zona; una habitación que da al jardín donde se juega al golf, donde el trinar de los pájaros es música de cabecera y a la vez te envuelve.
En el Parador busco un alto el camino al más puro estilo Hidalgo que me sirva de lugar de descanso: la maravillosa piscina, probablemente en un día caluroso como hoy, el mejor mimo que te pueden ofrecer, un lugar mágico que es este oasis. Aquí disfruto de un refrigerio y, como no, degusto un sinfín de manjares tan exquisitos que dejan en mi paladar un sabor maravilloso: Migas Ruleras de un nivel muy alto y realizadas con mucha pasión y alma; me pierdo en sus platos de caza, quesos, gazpacho manchego, lomo de orza… Un bendito templo gastronómico.
Ya sabéis que me gusta que el tiempo se pare y aquí, en este mágico lugar, deja de correr… Me abandono en los brazos de Morfeo en un sueño reparador.
Con el amanecer y un buen desayuno en mi cuerpo, salgo como intrépido Hidalgo de nuevo a la carretera hasta Monte-Aragón en Chinchilla a disfrutar de una visita guiada por la Finca y Bodega de los Aljibes.
Carreteras secundarias y de tierra que ofrecen un paisaje cargado de vides al más puro estilo de Falcón Crest, serie televisiva de la cual fui muy seguidora.
Esta zona tiene la denominación de vino de Tierra de Castilla con 178 hectáreas de viñedos, con una filosofía de creación de “vinos de alta expresión, funcionales y modernos”.
En Los Aljibes se cultivan tanto variedades tradicionalmente españolas (Tempranillo, Garnacha, Garnacha Tintorera o Verdejo) como otras que se han adaptado muy bien al clima de la finca (Syrah, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Merlot, Petit Verdot, Sauvignon Blanc, Chardonnay).
El edificio, los viñedos, el recorrido por la finca y la degustación tan cuidada hacen que mi experiencia sea única e imborrable.
Hasta la semana que viene
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