¡Qué regalo tan feo!- ¿Cómo digo que no me gusta?
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Esta noche, muchos de nosotros ya empezaremos a recibir regalos de nuestra pareja, nuestros hermanos, padres, abuelos… y ¿no os ha ocurrido en muchas ocasiones que el regalo recibido no ha sido de vuestro agrado? Normalmente en estos casos las sensaciones de decepción y frustración que suceden después de ver que el regalo que nos han hecho, no nos gusta nada, bloquean la posibilidad de detectar el cariño que la otra persona ha puesto para hacernos ese detalle. Por eso hoy os damos las claves para saber decir que el regalo no nos gusta o no nos va a resultar útil sin ofender y reconociendo el empeño y el amor que la otra persona ha puesto al hacerlo.
Para más de uno de nosotros, dar y recibir regalos supone un auténtico quebradero de cabeza.
Una regla básica y que debe seguirse siempre (con familiares, amigos, vecinos, alumnos… TODOS) es: recibir el regalo con cara de buenos amigos y simpatía, abrirlo en el momento de la entrega y delante de la persona que te lo hace y agradecerle públicamente ese presente. El objetivo de este gesto y sobre todo si hay más personas delante, es evitar que se sienta humillado e incapaz de hacerte regalos, agradecerle el tiempo que ha dedicado a comprarte o hacerte el regalo y agradecerle su atención y amabilidad por encima de todo.
Una vez abierto el regalo, el decir que no te ha gustado depende en gran medida de la calidad de los vínculos que os unen y la confianza que haya entre vosotros. Ante personas con las que todavía no os une una gran amistad, es preferible no decir nada. Si el detalle viene acompañado de ticket regalo, pues haces uso de él posteriormente, pero es importante que esas personas se queden con buena sensación y que su regalo haya sido tenido en cuenta por una persona amable con tú; es conveniente no decir la verdad, porque igual puedes impedir una futura buena amistad. Y no estarás quedando como una persona mentirosa, sino como una persona prudente, agradecida y amable. Por ejemplo si te gustan los colores oscuros y te regalan un pañuelo súper colorido, puedes decir algo como: “¡Muchísimas gracias! ¡Cuánto color! ¡Desde luego que le dará un poco de alegría a mi estilo!” De esta manera la otra persona esbozará una sonrisa, sintiendo que su regalo es útil.
Y ahora viene el tema peliagudo, decir que: “no me gusta” a personas de confianza. Porque aunque haya confianza no significa que tengas que mostrar tu rechazo por el regalo de cualquier modo como: “Pero ¿Qué es esto? ¿Tú realmente eres mi pareja? Cualquiera lo diría, porque parece que no me conoces, ¡no me gusta nada este regalo!”
El pensar que nuestra pareja o familia debe saber lo que nos gusta, o porque se lo hayamos dicho mil veces, genera una expectativa sobre ellos, que nos impide ver quien realmente es nuestra pareja y el porque estamos con él o ella. El que no capten el mensaje no significa que te quiera más o menos, simplemente que es despistada.
Del mismo modo tendemos a atribuir regalos de gran coste a que “me quiere mucho” y viceversa, regalos de poco coste es que “no le importo nada”.
Por eso es necesario darnos cuenta de que: “yo no soy lo que regalo y el otro no es lo que yo le regalo”. Puedo regalar una margarita recién cogida del monte o un coche, que lo importante es el acto emocional que se mueve al darle algo al otro, más que el coste.
A pesar de ser una reflexión sencilla, es compleja, pues vivimos en una sociedad donde el dinero está en todo y en este sentido hay veces que cuesta recuperar el valor de lo emocional, pero al fin y al cabo, algo esencial para nuestro bienestar mental.
Una vez analizada e interiorizada esta reflexión, decir que algo no me gusta a la persona que queremos será mucho más sencillo, pues agradeceremos enormemente el poder dar y recibir y sobre la base de la confianza podremos decir al otro nuestras preferencias para ir educando a la pareja.
PSICOLOGÍA CLAVE: Irene Albert Cebriá (CL-03674) y Elena Sánchez- Porro Frías (CL-03770).
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