Tras la contundente victoria del líder republicano, la estabilidad de los duques de Sussex en Estados Unidos podría verse amenazada.
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La victoria de Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos podría tener consecuencias significativas para el príncipe Harry y Meghan Markle, los duques de Sussex, quienes viven en California. Harry, que recibió un importante premio en Estados Unidos durante el mandato demócrata, se encuentra ahora en una situación diferente, ya que no es un secreto que Trump se ha convertido en un enemigo de los Sussex.
Donald Trump considera al príncipe Harry un emigrante irregular
El nuevo presidente de Estados Unidos, cuyas polémicas posturas sobre la migración le han valido críticas tanto dentro como fuera del país, ve al príncipe Harry como un emigrante en situación irregular. A pesar de su reconocimiento por los Juegos Invictus, una iniciativa que promueve la rehabilitación de militares heridos a través del deporte, la animadversión hacia el príncipe persiste. Este proyecto fue apoyado por su difunta abuela, la reina Isabel, quien incluso participó en un video donde retaba a los Obama como presidentes de un país rival del Reino Unido en esos juegos.
Donald Trump admiraba a la reina Isabel II
Donald Trump ha expresado en varias ocasiones su respeto por la reina Isabel II, pero asegura que, en honor a su memoria, mantiene una actitud hostil hacia su nieto, el príncipe Harry, a quien considera “la traicionó”. En una entrevista con The Daily Express US, Trump calificó las acciones de Harry como “imperdonables”, llegando a afirmar que, si estuviera en su poder, el príncipe “estaría solo”. Además, el expresidente republicano ha criticado al presidente saliente, Joe Biden, por “proteger” a Harry al mantener en secreto los detalles de su solicitud de inmigración.
El debate surgió tras las revelaciones de Harry en su autobiografía, ‘En la sombra’, en la que admitió haber consumido sustancias durante su juventud. La organización conservadora Heritage Foundation llevó el caso a un tribunal de Washington, argumentando que los detalles expuestos en el libro podrían poner en duda el estatus migratorio del duque.
No obstante, el Gobierno de Biden rechazó las acusaciones, señalando que las confesiones de Harry no eran pruebas suficientes para cuestionar su visa. Los abogados de Biden también argumentaron que estas declaraciones podrían haber sido parte de una estrategia editorial para aumentar las ventas del libro. Trump, por su parte, ha insistido en que Harry, como cualquier otro extranjero, debe cumplir con las leyes migratorias de Estados Unidos, advirtiendo: “Si mintió y yo estoy en la Casa Blanca, tomaré medidas”
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