Por Vanessa Pragasam
Si la semana pasada nos fuimos de aperitivo “largo” por El Doble, La Sala de Despiece terminando en La Contraseña, esta semana, vamos a probar tres sitios nuevos, abiertos en los números 10, 14 y 16 de la misma Calle Ponzano.
Empezamos con una bodega a la vieja usanza donde, aunque nos resulte sorprendente, no hay grifo de cerveza. Con mesas altas en la entrada y una barra principal, en la Taberna Averías el vino es lo primero, pudiendo escoger entre 500 referencias, seleccionadas por Andrés Sánchez Magro, bien por copa o botella y, acompañada de cualquiera de sus raciones: “media ración de jamón ibérico”, “selección de 4 variedades de queso” por el afinador de quesos José Luis Martín o su riquísima “ensaladilla rusa”. Si sois de los que os gusta los platos de cuchara, y os decidís por quedaros a comer, tienen unos “callos”, “lentejas” y “fabada al estilo de Asturias”, que pintan muy bien.
En el nº10 nos encontramos con La Lianta, un pequeño gastro-bar moderno y vistoso, en tonos claros y paredes de ladrillo visto… Un rollo “eco” que tanto se lleva hoy en día, reutilizando puertas y palets. La carta es sencilla, pero podemos degustar platos tan diferentes como las “sardinas ahumadas con guacamole y pico de gallo” o el “hummus turco”.
Por la noche la música se sube y La Lianta se convierte en uno de los sitios con buen rollo y más animados de la zona.
Última parada, la nueva mutación del grupo Muta: “Smoking Club” en Ponzano 10. Aunque pienses que es un club de fumadores por su cartel en la puerta de “se vende humo”, no lo es. El chef Javier Bonet, mismo creador de Sala de Despiece, ha ideado un local mutante que se transforma periódicamente para albergar las cocinas de diferentes países y chefs.
Comenzó siendo de cocina brasileña y ha ido pasando por distintos conceptos: mallorquina, vasca-gallega… En esta ocasión, “smoking food“, que se basa en cocinar los alimentos en hornos especiales a baja temperatura y durante muchas horas, dando lugar a platos muy sabrosos.
Carta reducida pero completa. Altamente recomendable, la “patata asada con yema y trufa” que, tras tenerla 2 horas asándose con humo, se sirve con una salsa cremosa de queso, yema ahumada y trufa negra y, la “Costilla de Vaca Ahumada 7 horas”, acompañada de una salsa brava, encurtidos y un brioch artesanal. Para terminar, un “nemesis” que es una especie de brownie. Apetecible, ¿no?.
El local es pequeño pero acogedor con mesas corridas compartidas, con lo cual, conviene ir pronto porque al no admitir reservas, por regla general, siempre está lleno.
Espero que disfrutéis de estos 3 lugares tanto como lo hice yo.
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