Se remonta al siglo XI, pero fue declarada fiesta dos siglos después. Sus trajes, del siglo XVII veneciano, son como un cuadro de Canaletto.
Quien aún no conozca Venecia puede aprovechar y descubrir a “La serenísima”, como es conocida la maravillosa ciudad italiana de los canales, en carnaval, un momento en el que este destino brilla aún con más luz. El carnaval que se celebra en Venecia es único en el mundo, totalmente diferente a los de España y Brasil. La tradición de esta celebración se remonta al siglo XI, aunque no fue declarada como fiesta hasta dos siglos después. Venecia consiguió su máximo apogeo en el siglo XVII, momento en el que acudían aristócratas de diversos lugares.
Cuentan que los príncipes y nobles escapaban para disfrutar de tal acontecimiento. En la actualidad, la gente se disfraza y sale a la calle para pasear y hacerse fotos durante diez días. Los disfraces son trajes de época, del siglo XVII veneciano, como si estuviesen recién salidos de un cuadro de Canaletto. Durante estas fechas también se organizan muchas fiestas privadas, pero resulta difícil asistir a ellas si no se conoce a nadie. Además, el precio de la entrada es muy elevado. En 1797, Napoleón Bonaparte prohibió los festejos, pero fueron restablecidos en 1979 de forma oficial. La principal característica del carnaval veneciano es que todo aquel que participa lleva su rostro cubierto. Las máscaras fueron tomando más importancia con el paso de los años por su gran colorido, aunque la mayoría son blancas, plateadas o doradas. Las hay de dos tipos: la Bauta, que cubre todo el rostro menos la boca, y el Volto, la más común. Las celebraciones comienzan con la Fiesta de las Marías, un desfile de un cortejo por San Pietro di Castello. Al día siguiente, tiene lugar el desfile inaugural y todo Venecia se envuelve en cantos, teatro al aire libre y conciertos.
El punto de partida es el conocido como vuelo del Ángel, en el que una persona famosa se columpia en arneses desde el campanario de la Piazzetta de San Marco. Otro de los eventos importantes es la gran cena de gala en el bello Palazzo Pesaro, acompañada de una velada de ópera, generalmente “La Traviata”, de Verdi.
Durante el carnaval, las calles de Venecia son un auténtico hervidero de gente, paseando por sus canales, tomando café en lugares históricos, como Florian y Quadri, disfrutando de bailes tradicionales en el Doge, la Serenissima, el Barroco o en el popularísimo hotel Danieli. Al tener que desplazarse en vaporetto o góndola, el espectáculo de colorido está servido. No te pierdas el maravilloso desfile de góndolas por la ciudad, disfrutando de sus rincones engalanados o asistiendo a algún concierto previsto en un palacio o en una maravillosa iglesia.
Por último, no dejes de asistir al clásico partido de fútbol que los venecianos disputan vestidos de época. Es todo un espectáculo. La escapada a Venecia es un maravilloso recorrido por la historia. Además, ni siquiera tienes que preocuparte por los disfraces. Días antes de las fiestas, los hoteles de lujo, como el citado Danieli, preparan una colección de trajes de época para que sus privilegiados huéspedes puedan elegir el que más les guste.
El gran canal
Si lo más característico de Venecia son sus canales, el más importante es el Gran Canal, que atraviesa todos los rincones como si de calles se tratara. Recorre la ciudad entera dividiéndola en dos, con sus cuatro kilómetros de longitud. Se puede cruzar a bordo de un vaporetto, aunque es más agradable hacerlo tomando un traghetto, embarcación conocida popularmente como góndola. No hay enamorado que se resista a este paseo que ronda los 100 euros.
El puente Rialto
Este puente es el centro geográfico de la ciudad y el punto de referencia del Canal Grande, lo que lo convierte en uno de los más visitados y admirados por los turistas. En un principio estaba formado por barcas, pero en el siglo XIII hicieron un puente de madera que sobrevivió a un incendio y se derrumbó en varias ocasiones. En 1588 fue sustituido por el actual, de piedra, diseñado por el arquitecto Antonio da Ponte.
Campanile de San Marcos
El Campanile es el campanario de la Basílica de San Marcos, de 98,5 metros de altura. Se trata del edificio más alto de la ciudad y, por tanto, ofrece unas maravillosas vistas de Venecia. Desde el punto más alto de la torre, en el que habitan cinco campanas, se pueden ver San Marcos, la Iglesia de la Salute, San Giorgio y, en días claros de tiempo favorable, se vislumbran algunas islas cercanas como Murano. Como curiosidad, la torre original servía como faro para navegantes.
Deja un comentario