Todo el mundo, en algún momento de su vida, se ha hecho así mismo esta pregunta. No hay una respuesta concreta a esta pregunta, hay un gran abanico de contestaciones que van a depender de los valores de cada uno y su capacidad de racionalizar.
Robert Frank en su libro Passions within Reasons, habla sobre una mujer que le hace a su amiga las siguientes preguntas: “¿Por qué me acabo enamorando de personas que nunca se llegan a fijar en mí? ¿Y por qué no hago caso a aquellos que realmente se preocupan de mí?” Su amiga le respondió: “tú eres un 8 persiguiendo a un 10, y a la vez tú eres perseguido por un 6”. Pero, ¿cómo podría esta mujer saber que ella es un 8 y no un 7 o un 9? Y, ¿debería dejar de soñar con los 10?,
Puede ocurrir que tu pareja te ame con locura y aparentemente sea adecuada para ti, sin embargo, tú la valoras como alguien inferior a ti. Es decir, sientes que él es un 6 y tú eres un 8. Puedes pensar que eres superior a tu pareja en todos los aspectos, o simplemente en algunos. El matrimonio con una pareja significativamente inferior es un compromiso que a menudo conduce al divorcio: “está claro que soy mejor que tú. Me doy cuenta de lo que necesitas sin preguntar, y tú estás embobado. Soy más decidida y tú estás todo el día alelado”.
Cuando hablamos de valorar a alguien como inferior, en última instancia nos referimos a que sea mejor o peor persona, simplemente que valoramos que esa persona no es suficiente para cubrir nuestras necesidades. Para mí, un hombre puede ser un 10, mientras que para mi amiga puede ser un 8. Cada persona le damos un valor relativo a los diferentes aspectos a través de los cuales valoramos a nuestras parejas.
En este tipo de relación en la que reconoces la inferioridad de tu pareja, realmente resulta doloroso e insultante para ambas partes, inyectándose altas dosis de veneno en la relación; una de las partes se siente insatisfecha, y la otra menospreciada.
Con frecuencia, cuando nos damos cuenta de que estamos valorando a nuestra pareja como alguien inferior a nosotros mismos, tendemos a disminuir nuestro propio valor para intentar admirar algo más a nuestra pareja. Sin embargo, está tendencia que generalmente se da más en mujeres, es un remedio pasajero, ya que al final acaban surgiendo situaciones que nos recuerdan el valor real que le damos a esa persona.
El evaluar comparativamente a una pareja, en el sentido de que la consideremos igual, superior o inferior a nosotros, es algo complejo, ya que como comentábamos antes cada persona le damos un valor distinto, a los diferentes aspectos. No obstante, a pesar de la complejidad en el cálculo del valor comparativo de una pareja, las personas suelen ser conscientes de hacerlo. Cuando tu observas que hay discrepancias entre la persona con la que estás y a quien valoras inferior a ti y aquellos a los que valoras igual o superior a ti, sientes que es injusto porque no has sido capaz de tener una relación con uno de ellos. Esta actitud negativa, puede crear muchas dificultades en una relación.
- La teoría de la equidad:
La teoría de la equidad postula que aquellos que están implicados en una relación de pareja injusta, se consideran indignos de esa situación. Este es el caso de las personas que están “sobre-compensadas”, es decir, se sienten culpables por recibir más de la relación de lo que realmente siente su pareja; así como de los “sub-compensados”, que se sienten insatisfechos e indignados por no ser apreciados por su pareja. En estos casos, participar en relaciones extramatrimoniales, puede servir como una forma de compensar ese desequilibrio. Los sub-compensados en estos casos, consideran a las relaciones extramatrimoniales como algo que merecen puesto que no reciben el 100% de su pareja formal. Sin embargo, los sobre-compensados tienden a involucrarse en relaciones extra-matrimoniales para escapar del desagradable estado de inequidad que tiene con su pareja formal y demostrase así mismo que resulta válido para otras parejas.
Si te das cuenta, la cuestión no está en si uno es mejor que el otro, sino en poder encontrar en otra persona un trato mejor. Si te centras en personas iguales a ti, sabes que obtendrás lo mejor para ti, pero también significa renunciar inmediatamente a la búsqueda de opciones más atractivas. Es obvio que hay personas que son “objetivamente mejores” y a las que puedes adorar más. Sin embargo, esas personas puede que no le amen de la misma manera y te sientas tú en la postura del sobre-compensado. Anhelar este tipo de figura es inútil y destructivo.
Al centrarse en sus iguales, usted sabe que obtendrá lo mejor para usted; Sin embargo, esto significa renunciar a la búsqueda de opciones más atractivas inmediatamente. Usted puede pino después de otros que son objetivamente mejores que usted. Usted puede adorarlos más, pero esta gente no le amará probablemente la manera que un igual; Por lo tanto, es probable que sean socios menos satisfactorios para usted. Anhelarlos es inútil y destructivo.
- Compensar ciertas desigualdades:
La desigualdad en un cierto aspecto, por ejemplo, la inteligencia, puede ser compensada por otras cualidades, por ejemplo, la bondad. Un ejemplo tonto pero clarificador: una chica le pregunta a su madre, porque decidió quedarse con su marido quien era inferior a nivel intelectual en comparación con ella. Su madre le contestó: “Si necesito amigos, puedo encontrarlos, si necesito estimulación intelectual, puedo ir a la universidad. Tu padre se ocupó de mis necesidades íntimas en la cama “. El matrimonio duró hasta su muerte.
CONCLUSIONES
El valor de la igualdad en las relaciones ha quedado claro, pero su determinación puede ser compleja. En algunos casos, la brecha entre ambos miembros de la pareja es obvia y los dos son conscientes de ello. En otros casos, donde el amor está ausente, cada miembro de la pareja piensa que ella (o él) es la persona superior y por lo tanto el que está manteniendo el compromiso. En muchos casos de amor profundo, cada persona adora a la pareja y la considera casi perfecta. El autoengaño puede ser común en todos los casos.
Tener una posición igual en una relación es importante para la calidad a largo plazo de la relación. Sin embargo, existen varios aspectos de comparación, por ejemplo, bondad, atractivo, sabiduría, estado social, sentido del humor, etc. Esos valores no son idénticos para todas las personas. En el amor genuino, la comparación no existe. Tú amas a la persona porque lo que ella (o él) es y no debido a su posición comparativa con respecto a otros.
PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá
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