Omar Montes cuenta en “Planeta Calleja”, cómo es su relación con Isabel Pantoja y cuánto dinero gana.
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Omar Montes viaja a Laponia en ‘Planeta Calleja’
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Este lunes Omar Montes se unió a Jesús Calleja en su última aventura a Laponia en ‘Planeta Calleja’, programa que se emitió en Cuatro. Haciendo gala de su simpatía y naturalidad, durante su entrevista, el cantante, que fue pareja de la hija de Isabel Pantoja, desveló cómo es su relación con la tonadillera. “Es una persona normal, quitando el nombre y lo mediático que pueda sonar el nombre de Isabel Pantoja, ella es una niña normal, como yo“, dijo sobre Isa Pantoja. “Venía a verme a los conciertos y un día, haciéndome una foto con ella, empezamos a hablar y nos dimos los teléfonos. Fue una bonita relación“, explicó.
“Isabel Pantoja es como una segunda madre para mí”
Calleja quiso saber si Omar tenía buena relación con la madre de su exnovia, Isabel Pantoja. “Claro, me llevo muy bien. Hace dos días la llamé estando tú delante. Es como una segunda madre para mí. Ella siempre lo ha dicho, que para ella soy su yerno favorito“, afirmó.
“¿Estás ganando pasta?“, le preguntó durante la entrevista Jesús Calleja. “Algo, algo. Gracias a Dios sí, tengo para comer, que es lo importante“, contestó. Omar desveló algunos de los caprichos que ha podido comprarse. “Siempre me han gustado los coches y las joyas, no te lo voy a negar. Yo veía a los reguetoneros de mi época enjoyados, con los Lamborghini y veía a los de mi país más normalitos. Yo pensaba ‘yo quiero mis joyas y mis coches’. Si yo me lo estoy currando, ¿por qué no me voy a comprar esos carros? A mí no me los regala nadie. Me mola un huevo“, esgrimió.
“Las discográficas me ofrecen sumas millonarias. Millones de euros”
El artista no tuvo reparos a la hora de hablar del dinero que gana. “Todas las canciones que he hecho este último año son hits, todas. Tengo 15 discos de platino en un año. Yo soy independiente, yo lo peto por la calle. Las discográficas me ofrecen sumas millonarias. Millones de euros“, comentó.
Tras su confesión, Calleja quiso saber cómo había gestionado su economía desde que saltara a la fama. “No creo que uno se deba de volver loco por más dinero que tenga. La humildad, la constancia y el trabajo son la clave del éxito”, dijo. “El dinero no hace a una persona. Puedes comprar comida, ropa, pero no te da la felicidad. La salud sí“, respondió.
Así fue su dura infancia
A -1º, desde Jokkmokk, centro neurálgico de la comunidad sami de Suecia, el pueblo autóctono de Laponia, también ha recordado cómo sobre su infancia y su juventud. “Mi padre es árabe y mi madre española. Me tuvieron muy jovencitos, y nunca he conocido lo que es una familia unida, porque se separaron muy pronto. Me tuvo que criar mi abuela. Soy una mezcla un poco rara. De ese bonito junte salí yo, un ser precioso“. Ahora entre ellos hay muy buena relación, pero sobre todo siente adoración por su abuela. “Yo doy la vida por ella”.
Sin embargo, sobre su pasado, considera que le ha afectado no tener una familia normal, en el sentido de que igual se juntó con malas compañías. “Además, no teníamos dinero y hemos pasado hambre. Es una situación bastante mala“, expone. Luego, tuvo un hijo muy jovencito, a los 23 años. “Entonces no tenía trabajo, la gente no daba oportunidades. Tuve que hacer cosas de las que no me siento orgulloso, como robar pañales, pero no permitiría nunca ver pasar hambre a mi hijo. Eso no va a pasar“.
Ahora vida ha dado un giro de 180º: gana cifras de más de seis números, y con solo una canción se llegó a embolsar un millón de euros. Sin embargo, vive en el mismo barrio y en la misma casa de toda su vida. “Por más dinero que uno gane, pienso que nunca debe dejar de tener los pies en el suelo ni volverse loco“, sentencia.
Continuando hacia el norte, la expedición ha cruzado el Círculo Polar hasta llegar a Jukkasjärvi, hogar del célebre Ice Hotel, donde el artista ha pasado la noche en una habitación de hielo a ocho grados bajo cero “¡Qué maravilla! Quitando con que voy a morir congelado, es perfecto”, expresó con su característico sentido del humor.
Así ha surgido la conversación de sus inicios en la música: “Empecé a cantar muy jovencito. Con 15 años vimos un amigo y yo un ordenador en la basura. Nos lo llevamos a casa y un amigo suyo nos instaló el autotune. Empezamos entonces a crear bases, a componer instrumentales super guapas de rumbas. De ahí salieron canciocillas. Y los gitanos, cuando se iban a casar, se corrió la voz de que había dos chavales en el barrio que componían canciones dedicadas. Nos daban 100 euros, así nos ganábamos la vida“.
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