Por Vanessa Pragasam
¿Os acordáis de la Panamericana by Yataki?. Encabezaba uno de los dos proyectos de Emiliano Reyes, mezclaba aromas venezolanos, mexicanos, peruanos y brasileños y, en su momento, ganó el premio Metrópoli del Mundo al restaurante revelación del año. La Panamericana dejó huella en cada uno de sus comensales: comida rica, original, divertida, donde predominaban los sabores caribeños, chispeantes, frescos y llenos de fantasía, porque no siempre eran lo que parecían… y es que no es habitual empezar con la cafetera en la mesa y acabar con un nigiri sushi. Dos años después de su cierre (2015), su propietario ha cedido el testigo al equipo que lo hizo prosperar: Carlos Pérez y Filomena Grudeski.
Para aquellos que entren en Oceanika por primera vez, cada plato de la carta les puede resultar una sorpresa por su “efecto transmutador”: La cafetera desestructuradora o “Cardito Express” que se sirve en una cafetera italiana pero en realidad contiene un caldo de pescado y mariscos que al hervir sube filtrándose con verduras y se sirve como un café; los “churros con chocolate”, que en realidad son fritos de harina de maíz preparados para mojar en judías negras; el vistoso “temaki a la mexicana”, cazón en adobo rebozado en harina de garbanzo y servidos en cucuruchos de lechuga o la “causa Oceanika”, una ‘reconstrucción’ de pulpo a la gallega.
En su carta no pueden faltar sus deliciosos tiraditos, ceviches, tartares, o una mezcla de los dos últimos, el “tartar acevichado de salmón”, que se acompaña de nachos y guacamole. ¿Os apetece algún plato mexicano?, los “cucuruchos de cochinita” o el “ají gallina” están buenísimos!!.
Pero aquí no termina la cosa… Todavía falta la especialidades de la casa: ¿un Bloody Mary? Sí, como lo oyes, seguimos hablando de comida… el plato empieza agitando una coctelera, con todos los ingredientes del combinado dentro, pero termina siendo un “salpicón” de marisco en copa de daiquiri. ¿Sorprendente, verdad?.
Para terminar, postres tan ingeniosos como el “sushi, sweet sushi” hecho de arroz con leche coronado con dulce de guayaba, o “un par de dulces hostias”, unas irresistibles obleas rellenas de dulce de leche que lógicamente no duelen.
Los sabores del otro lado del charco siguen causando furor entre los sibaritas gastronómicos y Oceanika es un templo de la comida iberoamericana que convence por su originalidad y con platos tan impactantes que no os dejarán indiferentes.
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