Pese al diagnóstico devastador recibido en 2020, el autor peruano siguió escribiendo, viajando y viviendo con intensidad hasta el último momento.
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Fallece Mario Vargas Llosa, el último ícono del boom literario latinoamericano
Mario Vargas Llosa: los tres grandes amores que marcaron su vida hasta el final
La muerte de Mario Vargas Llosa este pasado 13 de abril de 2025 en Perú tomaba por sorpresa a muchos. Aunque su edad —88 años— hacía su partida imaginable, el silencio en torno a su estado de salud había sido absoluto. Fue su familia quien confirmaba el fallecimiento mediante un comunicado: «Murió en paz, acompañado de sus seres queridos, tras una vida larga y plena dedicada a la literatura y al amor por la libertad.» Lo que pocos sabían es que desde 2020 el autor llevaba conviviendo en secreto con una enfermedad incurable.

Mario Vargas Llosa fue diagnóstico de una enfermedad irreversible
En plena pandemia, mientras el mundo se confinaba, Vargas Llosa recibía una noticia que marcaría sus últimos años: el diagnóstico de una enfermedad irreversible. Según allegados, prefirió mantenerlo en la intimidad, sin convertirlo en asunto público. Aun así, su entorno comenzó a notar cómo reducía sus apariciones y cómo el paso del tiempo lo golpeaba con mayor fuerza, especialmente tras contraer COVID en 2022 y 2023.
Sin embargo, la enfermedad no lo detuvo del todo. Continuó escribiendo, asistiendo a eventos, incluso viajando. En 2023, se despidió oficialmente del escenario público, priorizando su salud y a los suyos.
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En el verano de 2020, el autor compartió la noticia con sus hijos mediante una carta íntima y sincera. Les explicó que el cuerpo había comenzado un proceso sin retorno. Aquel gesto, según relata El País, selló un pacto de silencio y de unión familiar. “La enfermedad era suya, como la escritura. Un ámbito sagrado, reservado.”
Fue también una oportunidad para sanar heridas del pasado, como la separación de Patricia Llosa tras más de 50 años de matrimonio. La tribu, como él la llamaba, volvió a reunirse.

Una vida escrita hasta el final
Vargas Llosa no dejó que la dolencia definiera su final. Publicó Tiempos recios, fue homenajeado, paseó por Alaska, Marbella y Lima. A finales de 2023 anunció su última novela, Le dedico mi silencio. También afirmó: «No me arrepiento de nada. Lo más terrible no es morirse. Es morirse en vida.»
Regresó a Lima, a sus orígenes, visitó escenarios de sus novelas y celebró su último cumpleaños rodeado de su círculo más íntimo. Ya no escribía, pero sí compartía silencios con Patricia Llosa, su lectora de siempre.

«Me gustaría que la muerte me encontrara escribiendo», había dicho a la BBC en 2019. Y aunque no ocurrió literalmente, vivió con la pluma en la mano hasta que el cuerpo cedió. Su adiós no fue grandilocuente, fue un acto final de libertad. Su última voluntad no fue ser eterno, sino vivir con intensidad. La literatura fue su hogar, y su muerte, un epílogo sin dramatismo.
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