La estación más melancólica.
Su nombre proviene del dios egipcio Atum que simboliza el sol que se oculta en la tierra.
Nuestros campos cambian su intenso color verde por un amarillento y marrón. Las hojas de los arboles se secan y caen al suelo por la fuerza del viento que ha comenzado ha soplar. Los rayos de sol dejan de calentar, llueve y es el momento de recuperar la ropa de abrigo.
Y, sin duda, un regalo para la vista…
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