Las duras declaraciones de Kiko Rivera tras el fallecimiento de su abuela, doña Ana: “Solo quiero que me dejen despedirme de mi abuela“.
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Fallece doña Ana, la madre de Isabel Pantoja
Kiko Rivera, preocupado por la salud de su abuela doña Ana
Kiko Rivera ha recibido la triste noticia del fallecimiento de su abuela, Ana Martín, a los 90 años, en la isla La Graciosa, a donde viajaba este martes por la tarde junto a su esposa Irene Rosales y sus dos hijas para asistir a la boda de su prima Anabel Pantoja y Omar Sánchez.
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Completamente destrozado, Kiko ha sido el primer miembro de la familia Pantoja en reaccionar públicamente a la muerte de su abuela, a quien estaba especialmente unido y a la que no veía desde que estalló la guerra familiar contra Isabel Pantoja hace un año.
Con un emotivo mensaje, acompañado con varias imágenes junto a su abuela, Kiko ha querido compartir su dolor y dedicarle unas bonitas palabras a la matriarca de la familia: “Hoy te has ido y contigo se ha ido parte de mi vida. No sé qué hacer estoy perdido y en “La Graciosa” Tuve mis dudas de venir pero al final arriesgué y perdí. Yaya de mi alma tantos meses sin verte y ahora ya no te veré nunca mas“.
“Mi abuela, a la que no dejan que vaya a despedirme por mierdas de problemas familiares”
Sin embargo, y a pesar de su dolor, el hijo de Isabel Pantoja no ha dudado en lanzar un reproche público contra su madre, que no le permitió visitar a doña Ana en los últimos tiempos: “Mi abuela, a la que no dejan que vaya a despedirme por mierdas de problemas familiares. Órdenes expresas desde Cantora… “No queremos que venga nadie“.
“No sé nada sólo sé por la tele porque nadie me ha llamado para decirme nada. No sé qué se va hacer ni donde, ni horarios ni absolutamente nada“, se lamenta.
Y añade, muy dolido: “Solo quiero que me dejen despedirme de mi abuela. No quiero saber de nadie más, todos los demás me importan una mierda. Porque son unos indeseables todos“.
Por último, ha confesado cómo se siente en estos durísimos momentos: “Me quedare esperando y rezándote. Me quedaré quieto y callado pensándote. Tus hijos no me dejan despedirme, ni siquiera me han informado de tu estado. Lo siento mucho yaya. Me siento roto, solo y desolado. Tú alma vive en mi y aunque no me pueda despedir de ti (lo hice en su momento) pero ahora lo necesito otra vez, siempre te llevaré en mi. Descansa en Paz Yaya. Por siempre tu nieto favorito“.
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