En su primera aparición en 1977, Bárbara Rey cobró diez millones de pesetas, lo que subraya la influencia y el interés del monarca en su carrera.
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En las reuniones del consejo de redacción de Interviú, que se celebraban los lunes en el edificio de la calle Rocafort de Barcelona, el director y los redactores jefes la revisaban antes de su publicación. Durante estas sesiones, se decidió que Bárbara Rey volvería a la portada de la revista a petición del Rey, quien había estado llamando para expresar su descontento. Se acordó que las fotos serían tomadas por César Lucas y que a Bárbara se le pagaría el doble que en la última vez. A pesar de la revelación de la vida privada de figuras públicas, el narrador admite que esto no sorprendía, ya que la sociedad hablaba abiertamente sobre la promiscuidad en un contexto de modernidad tras la dictadura. Estas revelaciones son exclusiva de la revista Lecturas.
Bárbara Rey era una figura clave para Interviú, ya que su presencia en la portada de la revista aumentaba considerablemente las ventas. Desde su primera aparición en 1977, por la que se decía que le pagaron diez millones de pesetas, protagonizó cinco portadas en veinte años, siempre con titulares sugestivos. La actriz era reconocida por su sensualidad y elegancia, siendo descrita como casi extranjera por su atractivo, con cabello rubio, largas piernas y una voz seductora.
Los amores prohibidos de la exvedette
Además de su relación con el Rey, en esos años se había enamorado del futbolista Carles Reixach, un talentoso jugador conocido por su comportamiento alocado en su vida personal. Aunque Charlie negaba tener una relación formal con su novia, Silvia, afirmando que eran “inventos de los periodistas”, mantenía un triángulo amoroso, entrenando por las mañanas, saliendo con Silvia por las tardes y reuniéndose con Bárbara en secreto por las noches, ya que decía que su entrenador se molestaría si lo veía con mujeres.
El gran amor de Bárbara Rey fue Joaquín Garrigues Walker, un abogado de una importante saga familiar, y no el Rey ni el futbolista Carles Reixach. En 2008, Bárbara confesó en La Noria que él fue “el hombre de su vida”, destacando su trato excepcional y su bondad, aunque lamentó que “no tiene sitio aquí” en este mundo.
Garrigues Walker, un político liberal y exministro de Obras Públicas con Adolfo Suárez, era conocido por su seducción, cultura y gran capacidad de conversación, aunque estaba casado con la hija de Areilza.
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