Meghan Markle, la prometida del príncipe Harry, ha llegado a Buckingham Palace con nuevos aires y un golpe de viento fresco, poniendo del revés algunas de las costumbres más arraigadas de la familia Windsor, encabezada por la Reina Isabel II.
De hecho la Soberana rompió la tradición este año al invitar a la joven a las navidades familiares en Sandringham, hasta ahora sólo reservadas para parejas casadas.
A la espera de la fecha del enlace, el próximo 19 de mayo, la pareja ya va ultimando los detalles de la que será, sin duda, la boda del año entre la realeza europea.
Poco a poco se van desvelando algunos datos, como que la ceremonia tendrá lugar en la capilla de St. George del castillo de Windsor porque es “un lugar muy especial para la pareja“. Allí también se casó el príncipe Carlos con Camilla Parker Bowles. Y, el último detalle lo publicaba la revista “US Weekly” esta semana: Meghan Markle quiere que sea su madre, Doria Ragland, quien la acompañe al altar.
Kensington Palace aún no se ha pronunciado al respecto y hasta ahora se daba por hecho que elegiría a su padre, Thomas Markle Jr, como padrino el día de su boda. Sin embargo, Meghan podría sorprender cogida del brazo de su madre, trabajadora social y profesora de yoga, en su camino hacia el altar.
Lo cierto es que Meghan tiene una gran relación con su Doria, con la que se fue a vivir tras el divorcio de sus padres, pero no se sabe mucho sobre la relación que mantiene con su padre. Incluso, como el príncipe Harry confesó hace unos días sí conoce a su suegra, pero con su suegro solo ha hablado por teléfono.
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