La cualidad que todo padre quiere para su hijo
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La aspiración de cualquier padre es conseguir que los hijos sean fuertes capaces de decidir por sí solos, autónomos e independientes. Sin embargo, a la hora de la verdad boicoteamos ese proceso.
Vamos a ser realistas. Los padres en cierta medida somos muy contradictorios, y cuando se trata de los hijos, más si cabe. ¿por qué? Porque hay veces que queremos que nuestros hijos sean los más independientes, pero otras ocasiones en las que no permitimos baja ningún concepto que hagan las cosas por si solos.
Al respecto, un error que cometemos de base es asociar la independencia con la comodidad. En nuestras cabezas, pensar que los niños sean independientes suena de maravilla: nosotros tranquilitos, en el sofá, leyendo un libro, tomándonos un vino, etc., y mientras nuestro enano en su habitación, a su aire, sin molestar… SEÑORES Y SEÑORAS…. Eso no es independencia, eso nada tiene que ver. Independencia en el fondo es, hacer las mismas cosas que estáis haciendo ahora, pero invirtiendo mucho más tiempo. Y precisamente por el tiempo que se necesita, somos nosotros mismos quienes boicoteamos esa demanda de independencia de nuestros hijos, porque hacer de nuestros hijos personas autónomas e independientes va a necesitar MUCHO MUCHO tiempo por partes de nosotros, sus padres.
Desde que nace el niño, nos pasamos el día forzando la maquinaria, tratando de que nuestro hijo: duerma y coma solo, no moleste…. hasta pretendemos que juegue solo. Pero seamos sinceros, eso no es tener un hijo independiente, eso es tener un hijo cómodo. Pero no te preocupes, porque con el paso del tiempo será tu propio hijo quien demande esa independencia diciendo: Papi, yo solito. Pero en ese momento nosotros ya habremos cambiado las prioridades, preferiremos ir rápido. Saldrán de nuestra boca frases del tipo: Venga rápido. Corre. No te manches. Déjame que esto lo hago yo que iremos más rápido. Como verás, ni antes que era un bebe pretendíamos que fuera independiente, ni ahora, que queremos que haga las cosas bien y rápido, estamos siendo conscientes del momento evolutivo en el que está nuestro hijo. Si antes no estaba preparado para hacer las cosas por sí solo, puede que ahora no lo esté para hacer las cosas de una forma eficaz.
Como venimos diciendo hasta ahora, independencia no significa comodidad, significa invertir tiempo. Y en lo que a invertir tiempo se refiere, no casan bien estrategias como:
- El avioncito, para que se coma todo y rápidoà quizás debemos dejar que coma solo, se manche, practique a coger sus cubiertos. Evidentemente luego tendremos que limpiar al enano y lo que le rodea, pero de esta forma estamos fomentando su independencia.
- Menos cochecito: Indudablemente no cargar con el niño y llevarlo en el carrito es mucho más cómodo. Pero quizás debemos dejar que camine por sí solo. Necesitaremos paciencia, ir a su ritmo, porque todo lo querrá tocar, observar. Su curiosidad innata hará que ese tramo de 100 metros que nosotros hacemos en treinta segundos, con el niño nos cueste diez minutos.
- Déjale vestirse y desvestirse solo: Elije su ropa si quieres, pero deja que pruebe a ponerse la camiseta solo, a ponerse el calcetín.
- Asumir riesgos: esto significa poner a prueba sus límites. El niño querrá correr, saltar, hacer cosas arriesgadas. En esos momentos debemos mantener la calma. Si se cae, se cayó. Todos nos hemos cortado y hecho chichones.
- Respeta su ritmo: Todavía no tiene práctica en casi nada y va despacio. Ayudarle a recoger después de que ha estado jugando, yendo a su ritmo, sin querer ir rápido para ver la habitación ordenada cuanto antes, también es fomentar su independencia.
Concretamente, ¿a partir de cuándo debemos empezar a fomentar esa independencia? Un truco que nunca falla es observar y escuchar. Cuando nos pida hacer las cosas por sí solos, debemos evaluar la situación, y si no implica un gran riesgo, adelante, permitamos contribuir a esa independencia.
Ten en cuenta que ayudar a tu hijo a ser independiente, no tiene que implicar ni llantos ni sufrimiento, no implica dejarle solo llorando en su habitación para que aprenda a dormir solo. Eso no es independencia. Esto implica TIEMPO, PACIECIA Y NUESTRO SACRIFICIO, pero el final del camino, aunque sea lejano habremos ayudado a nuestros hijos a ser fuertes.
PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro e Irene Albert Cebriá
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