Las aves rapaces ibéricas son las grandes desconocidas dentro de nuestro patrimonio faunístico, para la gran mayoría de la sociedad.
Son grandes depredadoras y por supuesto, controladoras biológicas de los ecosistemas. Muchas especies de rapaces, tanto diurnas, como nocturnas, presentan grandes problemas de conservación, principalmente, por el desconocimiento del papel esencial que desarrollan en la salud pública y en el hábitat donde ejercen sus funciones depredadoras y carroñeras.
Debido a diversos estudios y proyectos llevados a cabo en la última década, por diferentes instituciones proteccionistas, se ha conseguido tener un alto grado de conocimiento respecto a su estado de conservación y sus amenazas, siendo clave este, para la defensa y cuidado de sus poblaciones. El gran trabajo llevado por estas instituciones, ha hecho que gran parte de las poblaciones de estas rapaces amenazadas, hayan conseguido, en algunos casos estabilizarse y en otros aumentar.
Otra de las grandes problemáticas a la que se enfrentan estas aves, ha sido, el desmesurado crecimiento de los núcleos urbanos, con los inconvenientes que conllevan para que puedan desarrollar sus funciones ecológicas, empezando por los tendidos eléctricos, que junto con la caza ilegal, se convierten en el mayor peligro y declive de sus censos.
Gracias al arduo trabajo de campo y a las nuevas tecnologías, se ha logrado, no solo tener mayor idea de su etología, sino también poder llevar a cabo un seguimiento exhaustivo de los individuos y sus poblaciones. Marcas alares, anillamiento científico, geolocalización a través de aparatos GPS, foto-trampeo…., La mezcla de algunas de las diferentes técnicas de seguimiento, nos han dado más de una sorpresa en el desarrollo de sus comportamientos, demostrando así, que los individuos de diferentes especies, se adaptan dependiendo del cambio al que se enfrentan en sus ecosistemas, de forma, que algunas de estas aves se especializan más si cabe, en la alimentación, reproducción y en la selección de territorios.
Durante las temporadas de los años 2014, 2015 y 2016, tuve la gran suerte de poder realizar el seguimiento de una pareja de Búhos Reales (Bubo-bubo), desde el celo a finales de Diciembre y principios de Enero, a sus posteriores puestas, incubaciones, eclosiones, cebas y posteriores dispersiones. Por supuesto, que existen muchos estudios sobre su etología, pero aunque como especie tienen comportamiento habituales, como individuos se han especializado, no solo en su alimentación, sino, también en su conducta. Gracias a los nuevos avances tecnológicos, he podido observar, que gran parte de su actividad, la desarrollan durante el día, mientras la noche, casi en su totalidad la pasan descansando, y no solo eso, sino que se han especializado en la caza de otros individuos de rapaces (milanos negros y reales).
Así pues, como patrimonio natural que nos pertenece, debemos estudiarlo y conservarlo, para poder educar a las nuevas generaciones y así conseguir mantener ese equilibrio tan necesario en los ecosistemas qué nos rodean.
Jaime González Hernando.
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