Fismuler, el placer de lo sencillo

Por Vanessa Pragasam

¿Quién no ha comido alguna vez un “Armando”, el hermano mayor del escalope, leyenda del restaurante La Ancha, una de las mejores tortillas de Madrid en “Las tortillas de Gabino”? o, ¿cocina de autor en “La Gabinoteca”?. Todos ellos tienen algo en común o, mejor dicho, a alguien: a Nino Redruello y Patxi Zumárraga. Son sinónimo de éxito garantizado y, los creadores de su último éxito: Fismuler.

El último en llegar a esta familia numerosa ha sido “Fismuler” y ya se ha convertido en  uno de los restaurantes de moda de Madrid. Un local cosmopolita situado en la calle Sagasta 29 que apuesta por un look industrial con buen menú… ¡El sitio perfecto para organizar mi cumpleaños, pensé!

Tiene dos salas principales, un coqueto patio interior a modo se semi privado y dos mesas centrales como para 16 personas donde se comparte el sitio al estilo neoyorkino. De la estética del local se ha ocupado Arquitectura Invisible, el estudio de Ignacio Redruello (hermano de Nino y autor de La Gabinoteca y Cachivache Taberna)… Muros de ladrillo, suelos de acero y techos altos: 400 metros de local urbanita y austero al mejor estilo Manhattan.

¿Qué pedir?

Según ellos “hacen una cocina de mercado basada en la filosofía ‘slow food’. Usan productos naturales, ecológicos y de kilómetro cero. Su filosofía: “una cocina sencilla, sin más pretensión que la de dar de comer rico y sano”. Su carta cambia según el mercado y no es muy extensa.

Siguiendo su fórmula ligada a compartir platos escogemos: “Lentejas salteadas, gamba roja y panceta.”, “alitas de pollo deshuesadas, crema de puerro, boniato asado y yema de huevo” y su espectacular “erizo del Cantábrico”.

Si queréis probar alguno de sus platos fuertes, son dignos de mención el “Escalope San Román, huevo y trufa” o el “jarrete de ciervo”.

¿Con qué podemos acompañar todos estos platos?. En Fismuler apuestan por las jarras, una manera de compartir en plan divertido: jarras de “sangría, limonada, michelada con un toque de salsa de ostras, rebujito con cordial de lima y jengibre y clara con limón con tomillo limonero. Se pueden pedir para dos o para cuatro personas. Si sois de los clásicos que os gusta comer o cenar con vino, cuentan con una veintena de referencias, para todos los gustos, de bodegas muy especiales y poco habituales.

No hay mejor forma de terminar la velada, bueno sí, acompañarlo de música acústica en vivo que suelen tener las noches de los fines de semana. ¿Te lo vas a perder?.

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