¿Cómo explicarle a un niño la muerte?

¿Cómo explicarle a un niño la muerte de un familiar? Lo primero de todo con la verdad.

Es importante enseñarles, saber qué decirles, qué no decirles a nuestros niños, cuando alguien se muere, pero sobre todo irles enseñando y preparando mucho antes de que las circunstancias se encarguen emocionalmente de ello, mucho antes de que llegue ese momento.

Es cierto que hablar de la muerte no resuelve todos los problemas, y es muy complicado dar respuestas a algo que hasta a un adulto le resulta inexplicable. Pero si no se habla de ello podemos estar creando tabúes e imponiendo limitaciones a la hora de comprender el significado de la muerte y de los sentimientos que genera.

Los niños tienen conciencia de la muerte mucho antes de que nosotros nos demos cuenta. Casi todos los días los niños ven situaciones de muerte en los telediarios, periódicos, videojuegos o dibujos animados. La muerte está presente en los cuentos de princesas y hadas. La muerte por tanto es algo de la vida cotidiana.

¿Cómo entienden los niños la muerte? Dependerá de nuestras experiencias, creencias, sentimientos y circunstancias puesto que cada situación que encaremos es de alguna manera diferente. También dependerá de la edad. Los estudios revelan que los niños atraviesan una serie de etapas en el entendimiento de la muerte:

• Los preescolares entienden la muerte como algo reversible, temporal e impersonal tal y como ocurre en mucho dibujos animados.
• Entre los 5 y 9 años de edad, empiezan a comprender que la muerte es algo definitivo y que todos acabamos muriendo, aunque abniegan la idea de que de alguna manera podemos escapar de ella con nuestro ingenio. A estas edades asocian la muerte con un esqueleto o un ángel y suelen tener pesadillas con estas imágenes.
• A partir de los 9 años y hasta la adolescencia ya empiezan a entender que la muerte es irreversible y empiezan a elaborar ideas filosóficas sobre la vida y la muerte

¿Cómo explicarles la muerte a los niños? Es conveniente enseñarles que la muerte es un proceso natural, puesto que lo único que hay seguro en esta vida, es la muerte. Debemos empezar con términos sencillos. Debemos decidles que las personas al morir, dejan de pensar, de respirar, dejan de comer, ya no hablan y no sienten nada. Son como las flores secas que ya no crecen ni florecen. Otras ideas equivocadas pueden darles problemas.

Algunos niños confunden la muerte con el sueño, especialmente si escuchan a un adulto que se refiere a la muerte empleando eufemismos como “el descanso eterno”. Por tanto ¿Qué no decirle a los niños? Es cierto que para creyentes en alguna religión, esas creencias pueden ayudar a soportar eficazmente situaciones de un alto nivel emocional como es la muerte. No obstante, estos temas a nivel cognitivo, de comprensión son complicados para los niños dependiendo de la edad y no llegan a entender estas ideas hasta unas edades avanzadas, por tanto mucho menos entender la religión casado al concepto de muerte. Es conveniente no decir frases como:

• “Era tan bueno, que Dios quiso que estuviera con él” – Si damos esta repuesta los niños van a tener miedo de portarse bien.
• “Está con Dios. Dios se lo llevo” – los niños pueden pensar que Dios es malo porque se lo ha llevado. Dios nos quita a las personas que queremos.
• “Se ha ido a un viaje muy muy largo” – Si ven que con el tiempo no vuelve del viaje esa persona querida, se pueden sentir abandonados. Cada vez que vean que su padre o su madre, o abuelos se van, pueden pensar que se van porque no le quieren, y como decíamos, crear un sentimiento de abandono, no querido, no importante para ellos.
• “Estaba enfermo y se murió” – si damos este tipo de respuesta debemos especificar más, sobre que hay enfermedades más fuertes que pueden derivar en la muerte y otras que se curan. Los preescolares no saben distinguir entre una enfermedad grave y otras leves. No podemos darle a un niño esta respuesta tan abierta pues pueden pensar que cada vez que tienen fiebre, un constipado, están malitos, se van a morir.
• “Se fue al cielo y en el cielo están todos muy contentos” – Para el niño resultará chocante e incongruente que en la tierra se quedan todos llorando, tristes, cuando su abuelito por ejemplo, está muy feliz en el cielo.

Cuando fallece alguien cercano a la familia, todos necesitamos tiempo para asimilar su ausencia. Incluso los niños pequeños, que aunque no entiendan el sentido pleno de la muerte, se dan cuenta de que algo serio está ocurriendo. Si mostramos abiertamente nuestro dolor, llanto y tristeza a los niños, sin mostrar debilidad, ellos entenderán que la muerte es una pérdida que se siente profundamente y que es un proceso por el que todos tenemos que pasar. Es importante para su aprendizaje, compartir este sentimiento con ellos. Nuestros propios sentimientos y aptitudes sobre la muerte y la pérdida de seres queridos se transmiten al niño. Intentemos o no camuflar nuestros propios sentimientos.

PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá

Related Images: