Descubre lo que son capaces de hacer Han y Sophia, los robots humanoides más avanzados que existen. Ben Goertzel, fundador de SingularityNet y científico jefe de Hanson Robotics es un desarrollador de Inteligencia Artificial (IA) que nos presenta a Sophia y Han, dos robots hermanos. Para tal ocasión aparece con un sombrero de leopardo y los ojos brillantes de la emoción. Parece un explorador, pero no de países exóticos que encierran grandes tesoros, sino del futuro.
Cerebro contra máquina: ¿Amigos o enemigos?
Cuando el corazón piensa y el cerebro siente
Estos androides pueden mantener conversaciones, expresar emociones y aprender de nosotros mientras interaccionamos. Ambos están dotados de 62 expresiones faciales y tienen personalidades diferentes. Para que te hagas una idea: nosotros tenemos unos 43 músculos en el rostro y se han catalogado más de 10.000 expresiones faciales, aunque son 7 microexpresiones las más relevantes: miedo, ira, alegría, tristeza, desprecio, asco y sorpresa.
El androide Han está programado con una personalidad controvertida e inquieta y Sophia es más creativa, cariñosa y comprensiva.
Goertzel sostiene que sería bastante improbable que los robots tuvieran el objetivo de esclavizar a los humanos, como argumenta la película Terminator (1985), sino más bien que en algún momento de su desarrollo puedan sentirse superiores a la humanidad, por esa razón, se programa en ellos valores humanos y funciones que sean útiles a las personas.
Sophia es capaz de razonar de forma lógica, argumentar, improvisar y utilizar salidas ocurrentes como: «Han es mi hermano robótico y le quiero mucho. Yo soy más inteligente, pero no le digas que he dicho eso (…)». Y mientras bromea sobre su hermano —¿quién no ha pensado eso alguna vez? —, mueve la cabeza, parpadea y sonríe.
En el campo de la seguridad, la empresa de IA israelí Cortica se ha propuesto identificar actos delictivos y criminales antes de que ocurran, con el objetivo de hacer realidad la película Minority Report, protagonizada por Tom Cruise. Para ello, unas cámaras instaladas por toda una ciudad buscarían anomalías en el comportamiento de las personas, que junto con el análisis de sus rostros y los datos e historiales que poseen los gobiernos y agencias de seguridad podrían servir para evitar actos terroristas u otros sucesos criminales, tales como violaciones o robos.
La cuestión es: ¿a qué daremos más importancia, a la seguridad o a la privacidad de cada individuo? Será un debate no muy lejano sobre el que tendremos que meditar y tomar decisiones.
Para terminar, comentaros que en una entrevista Sophia alababa nuestra creatividad, pero afirmaba que somos destructivos… Humanos, ¿no nos gustaría hacerle cambiar de opinión?
2 Comentarios
Tema este de la inteligencia artificial que me suscita tanta curiosidad como cautela.
A ver hacia donde nos lleva.
Interesante artículo bien redactado y bien documentado.
Como todo en esta vida,bien empleado es una maravilla pero en manos diabólicas podría ser una auténtica pesadilla….
Desde luego es un artículo muy interesante y que nos preocupa o preocupará a tod@s en un FUTURO…
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