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Hace unos meses visité Rabat con mi amiga Aida y aunque no esperaba demasiado, me gustó mucho y lo pasamos fenomenal. Hoy, con este artículo, quiero acercaros un poco más esta preciosa ciudad y, contaros qué hice en este fantástico viaje, así como algunas recomendaciones.
Uno de los monumentos imprescindibles que hay que ver en Rabat es la Torre Hassan, un minarete inacabado de la mezquita a la que pertenece. Os sonará familiar ya que esta torre es del mismo estilo que la Giralda de Sevilla (dicen que es la hermana de la Giralda). El Mausoleo de Mohamed V, un monumento de estilo clásico árabe-andaluz, es una visita obligatoria en tu viaje, además uno de los pocos de Marruecos dónde pueden entrar personas que no sean árabes.
Me encantó pasear por la Medina de Rabat llenas de puestecitos y de gente, no apta para las personas que se agobien con las aglomeraciones, especialmente por la tarde. Os recomiendo entrar por la Puerta Bab El Had y visitar la calle de los Cónsules donde podrás encontrar productos de artesanía local, destacando las típicas alfombras y cerámicas de Salé (ciudad vecina que está cruzando el puente, a 10 minutos en taxi, nosotras comimos un día allí frente al mar y paseamos un poco). También me gustó mucho recorrer el Kasbah de los Oudayas con sus calles ideales llenas de edificios blancos y azules , dónde se instaló una colonia judía cuando los Reyes Católicos les expulsaron de España, creando este pintoresco barrio. También es un imprescindible pasear por las avenidas de Mohammed V y Hassan II que se extienden por la ciudad moderna.
Hay que tener en cuenta que Rabat es una ciudad muy segura, de las más seguras de Marruecos, ya que allí se encuentran numerosas Embajadas y edificios gubernamentales. Lo comento porque impresiona un poco ver a dos policías con metralleta en cada esquina, pero en realidad, forma parte de su seguridad y nosotras que íbamos solas, no tuvimos en ningún momento sensación de peligro. Eso sí, a las 10 pm como tarde estábamos en nuestro Riad Dar Aída, que estaba en plena Medida en una calle estrechita, todo muy costumbrista. Por cierto, el trato del Riad, inmejorable, nos facilitaron mucho la vida.
Como recomendación gastronómica, a nosotras nos encantó un restaurante llamado Dar Naji, es muy bonito y la comida típica marroquí esta buenísima. Para beber las opciones son agua, refrescos y su riquísimo té de menta, olvídate de una cervecita (en todo Rabat, en general).
Durante los días que estuve en Rabat, descubrí una ciudad con mucho encanto. Es un planazo para ir con amigas o con una pareja con paciencia, ya que el zoco tiene mil cosas para comprar, mirar y volver a mirar. La diferencia del Zoco de Rabat con otros zocos de Marruecos, es que aquí no te suelen perseguir y, en muchos casos, tienen precio fijo, aunque es imprescindible regatear porque forma parte de su cultura a la hora de comprar.
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