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Cómo introducir a los niños en las técnicas de relajación
El día parece haber terminado, pero los niños siguen dando guerra. Para ellos es más complicado identificar cuándo están cansados y bajar el ritmo.
Los niños no se regulan solos, como hacemos los adultos, que sabemos cuándo tenemos hambre o sueño, o cómo entretenernos en un rato libre. Ellos cuentan con nosotros para guiarlos a través de sus estados emocionales. Debemos enseñarles los nombres de sus sentimientos y sus deseos, ayudarles a canalizarlos o a saciarlos, y conducir su energía para que el día sea más placentero para todos.
Pero lo cierto es que los adultos tampoco lo tenemos tan fácil, porque, con el estilo de vida actual, existe poco tiempo para dedicarse a uno mismo, repensar el día, analizar los propios sentimientos y dejarlos fluir. Llenamos nuestras horas con pequeños momentos de distensión, como un buen baño, salir a tomar algo con los amigos al final del día, etc. A ellos tenemos que “darles pistas” para que sepan en qué momentos correr, saltar y jugar o estar concentrados y alerta; y en cuales desconectar, estar callados y relajados. Obviamente, como todo aprendizaje, requerirá que practiquemos con ellos y que también lo hagan solos.
Las técnicas de relajación para niños también funcionan. Tomarse un tiempo para poner en práctica alguna es una gran idea, así como la oportunidad de vivir algo relajado y bonito con nuestros hijos.
Aquellos niños con dificultades de base para regularse a sí mismos, como los niños que son hiperactivos, o aquellos que están aprendiendo a manejar la frustración o los sentimientos de enfado e ira, van a verse especialmente beneficiados, claro está, pero también será útil e importante para niños de todas las edades y condiciones. Aprender a relajarse supone una adquirir una gran habilidad. Una persona que sabe bajar el tono, reponer fuerzas y enfrentarse a los problemas en un estado de ánimo mejor, se desenvuelve con ventaja en la vida.
El día tiene sus ritmos
Obviamente, no funcionamos con la misma energía cuando nos despertamos por la mañana que cuando cae la noche. Sin embargo, los bebés de poco tiempo, como sus padres recordarán, duermen indistintamente durante el día o la noche. En este momento de la vida, el ritmo lo ha de marcar el bebé. Solo con la maduración y el paso del tiempo, el bebé se va vinculando poco a poco a los ritmos circadianos (a dormir más por la noche que por el día) y, finalmente, a los ritmos culturales, como levantarse a una hora y acostarse a otra, desayunar, comer y cenar en momentos concretos del día, etc.
En este tiempo, que normalmente se prolonga hasta los dos años de edad, y después durante toda la infancia, podemos ir dándoles pistas para que sepan distinguir cuándo hay energía y cuando relajación. Por ejemplo, durante el día hay ruido y luz y por la noche hay silencio y oscuridad.
A medida en que el niño se va haciendo más mayor podemos utilizar este recurso para crear pequeños momentos de relajación durante el día, atenuando las luces y estando en silencio o utilizando músicas suaves.
El momento del baño también puede ser uno en el que practicar la relajación, añadiendo canciones placenteras y movimientos en el agua.
A través de las actividades y las rutinas se organiza el tiempo
Las rutinas ayudan a los más pequeños a reducir la incertidumbre de lo que va a suceder en el día. Utilizándolas, les ayudamos a anticipar lo que va a suceder, para que puedan estar preparados. Por ejemplo, cuando trazamos la “forma” que tendrá la tarde, les ayudamos a organizar el tiempo y a que el cambio de actividad no sea muy frustrante: primero vas a bañarte, luego te pondrás el pijama y cenaremos. Por último leeremos un cuento juntos y después a dormir.
Estas rutinas creadas van a ayudar mucho a los padres, porque el niño puede practicar su autonomía.
Puede ser muy positivo incluir algún momento destinado únicamente a la relajación. Como decíamos antes, podemos ayudarnos de música y luces suaves, podemos susurrar o enseñar a los niños a respirar hondo y despacio. Aunque sea por pocos minutos, resulta muy efectivo.
Los fines de semana son especiales para todo
Conviene relajar un poco las costumbres cuando llega el tiempo libre del fin de semana. Tampoco es que la rutina desaparezca por completo, porque estas pautas repetitivas ayudan al niño a gestionarse, pero sí que podemos dilatar un poco la hora de irse a dormir o la despertar.
El fin de semana también puede ser el momento para poner en práctica alguna técnica de relajación, como las que os vamos a enseñar la semana que viene. Así podremos utilizarla cuando sea más necesario, generalmente durante la semana, cuando aparezca un evento estresante o estén más pasados de revoluciones.
En el siguiente post exploraremos las técnicas de relajación especialmente pensados para ellos.
Os deseamos una feliz semana.
Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá.
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