Gracias al desarrollo veloz de las nuevas tecnologías estamos en un momento donde la distancia entre las personas cada vez es más corta, habiendo menos impedimentos para el contacto interpersonal. Actualmente los smartphones son una potente herramienta que nos permiten estar cerca de “la persona amada”, quedando atrás las cartas románticas y acercándose con fuerza una nueva práctica sexual: El Sexting.
Sexting viene de la palabra Sex y Texting, es decir, este anglicismo hace referencia al envío de mensajes con contenido sexual.
Pero, ¿qué impulsa a los adolescentes a intercambiar este tipo de mensajes? Según la psicóloga clínica Elena Borges, “uno de los motivos es la revolución hormonal, química y psicológica” de estos jóvenes. Si a esto le unimos la falta de experiencia y de perspectiva de la vida, estas circunstancias colocan a los adolescentes en una posición de vulnerabilidad con respecto a fenómenos como el sexting.
La necesidad de pertenecer a un grupo de iguales, ser aceptado y obtener popularidad, son los motivos que principalmente impulsan a los jóvenes a mandar sexting. Y es que en la adolescencia la imagen corporal recobra un papel importante en el desarrollo de su autoconcepto, pues están descubriendo su cuerpo y nuevas sensaciones. Este proceso de autodefinición no solo está influido por cambios biológicos también por las interacciones con su entorno, principalmente con sus amigos.
El problema viene cuando no son conscientes de las posibles consecuencias y actúan de forma transgresora. La intención inicial era ser aceptado, querido por la pareja, confiando que el receptor iba a salvaguardar su privacidad y al final resultó tener un resultado contrario al deseado: los jóvenes acaban siendo objeto de burla, acosados, chantajeados y en algunos casos incluso son introducidos en redes de pornografía infantil, pues una vez mandada la foto perdieron el control sobre ella. Esto puede derivar en trastornos psicológicos serios como ansiedad o depresión.
Desde la familia, las soluciones tampoco pueden ser muy extremas, ya que con expresiones del tipo: “nadie te va a querer”“así nunca te van a tomar en serio”“te vas a quedar solo/a toda tu vida”, lo único que se consigue es dañar más si cabe el proceso de desarrollo del autoconcepto del adolescente y agudizar el problema lejos de solucionarlo.
Conocer el manejo de las tecnologías que hay en casa es importante para evitar que nuestros hijos hagan un uso indebido de ellas; es común hoy en día que sepan más los pequeños de la casa que los mayores.
Asumir una posición de comprensión a las necesidades de esta etapa, dialogando pero siendo firmes cuando hay que decir que no a determinadas cosas, facilitará crear un clima de confianza donde el menor exponga sus dudas y la familia pueda inculcar una cultura de privacidad.
Tener el ordenador en lugares comunes de la casa reducirá el riesgo del sexting. No solo evitará que el menor pueda hacerse fotos de contenido erótico, hoy en día existen virus y hackers que sin tú autorizarlo pueden grabarte a través de la web-cam.
Para concluir, queremos recomendaros que si deseáis más información acerca de este tema o porque sospecháis que vuestros hijos puedan estar expuestos a este fenómeno sexual, podéis encontrar una guía detallada en la página del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO). Os dejamos el enlace: http://www.inteco.es/CERT/guias_estudios/guias//Guia_sexting
Psicología CLAVE: Elena Sánchez-Porro e Irene Albert
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