Cuentas claras, amistades largas… ¿Cómo gestionar el dinero en una relación de pareja?
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En una relación de pareja, hablar de dinero se vuelve algo muy incómodo. Para la mayoría de nosotros, el dinero es fuente de preocupaciones, pero paradójicamente cuando comenzamos una relación de pareja, intentamos hacer una separación de lo material ante la idea romántica inicial del amor.
Sin embargo una vez se formaliza la relación, la gestión del dinero, se vuelve uno de los problemas más frecuentes en las parejas de hoy en día. Hoy hablaremos sobre la importancia de poner sobre la mesa el asunto del dinero, antes de iniciar una convivencia en común y durante el transcurso de esta.
En nuestra sociedad de forma mayoritaria se piensa que quien tiene el dinero es quien decide. Hasta hace no mucho, los hombres eran los únicos proveedores económicos de las familias, algo que utilizaban para tener mayor poder de decisión, control y domino de la familia, existiendo una clara desigualdad con la mujer. Con el paso de los años la mujer se ha incorporado al mercado laboral, habiendo ahora en muchas familias dos proveedores de dinero o en muchos casos siendo ella la que más gana o la única que aporta en la familia. Esto le ha dado a la mujer por tanto mayor autonomía, independencia y poder de decisión. ¿Entonces que se hace? ¿Lo que él quiera como antaño? ¿Lo que ella diga?
En las parejas que tenemos a nuestro alrededor y que conocemos, podemos ver diferentes fórmulas sobre cómo gestionar el dinero:
- Lo mío es mío, y lo tuyo de los dos.
- Hombre proveedor: En la pareja ambos piensan que es el hombre quien debe hacerse cargo de la mayor parte de los gastos de la casa aunque la mujer coopere. Este esquema es muy cultural por lo que comentábamos antes de que hasta hace poco el hombre era el único que trabajaba.
- Fifty-Fifty: Esquema que llevan a cabo muchas parejas dividiendo la cuenta a la mitad, hasta el céntimo. Muchos hombres están a favor de este esquema, tras la liberación de la mujer al mercado laboral.
- Esquema del apoyo: Tú pagas una cosa y yo pago otra. No están mirando si él o ella pagó más que el otro.
- Proporcionalidad: Se fija un porcentaje que se aplica sobre el sueldo de cada uno y eso es lo que aporta cada miembro a la relación.
Bajo nuestra experiencia, realmente la gestión del dinero no es algo que haya que hacer de una forma determinada como las que señalábamos anteriormente, porque la mayoría de las parejas lo hagan “así o asao”. Lo fundamental es el acuerdo, que la sensación de control y poder este repartido en los dos y que sea una fórmula que satisfaga las expectativas de ambos miembros de la pareja. No hay una fórmula perfecta que se pueda atribuir a todas las parejas de este mundo, pues a lo largo de la vida, cada pareja atraviesa por determinadas situaciones buenas y malas, que requieren de unos recursos económicos u otros y lo importante es que uno se sienta apoyado por su pareja en esos momentos.
Es necesario dejar las cosas claras desde que se comienza una relación formal de noviazgo y durante todo el transcurso de la relación, donde se deje ver hasta qué punto está dispuesto cada uno a apoyarse y a qué nos vamos a comprometer. Por tanto tener una excelente comunicación es esencial para aclarar nuestras expectativas.
Sabemos que iniciar una conversación para hablar de dinero es complicado, ¿Cómo hacerlo sin llegar a pelearse? Debe ser una conversación en un momento en el que ambos estéis tranquilos y dispuestos a hablar del tema, que sea una charla natural y fluida, algo que a muchas parejas les sale de forma natural. A quienes os cueste algo más por miedo a: “¡qué pensará de mi forma de gestionar!” y evitar frases del tipo: “yo pensé…”, podéis fijar momentos para ello, por ejemplo, hablar una vez al mes para saber qué gastos ha habido, que gastos se prevén, como quiere afrontarlos uno y otro, etc. A principio supondrá un esfuerzo, hasta que se convierta en un hábito, pero es importante escuchar al otro y entender que cada persona necesitamos unas cosas u otras. Por ejemplo nosotras las mujeres no entendemos porque les gusta tanto el futbol, comprarse tecnologías de última generación y ellos no entienden porque nosotras tenemos que comprarnos cremas. Por tanto es necesario escuchar con empatía para marcar prioridades y llegar a acuerdos.
¿Qué ocurre con esos miembros de la pareja que no trabajan, pero que también tienen necesidades incluso quieren algún capricho? ¿Han de pedir permiso? Esto no es cuestión de pedir permiso, porque se provocaría baja autoestima, resentimiento y sensación de degradación en la persona que no aporta dinero. Volvamos atrás, es cuestión de hablar y de no perder de vista por qué estoy con esa persona.
Para finalizar deciros que si formamos pareja con alguien, es porque hay confianza. Por supuesto que habrá desacuerdos, lo único es tratar de sentarse ambos para conversar y desenredar esas disconformidades para evitar reproches, culpas y resentimientos posteriores.
PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá
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