Corinna demanda al Rey Juan Carlos por “vigilancia ilegal” y pide una cuantiosa indemnización por daños y perjuicios que podría ascender a millones de euros, además de una orden de alejamiento.
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Según afirma el diario ‘El País’, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la “amiga especial” del Rey Emérito se ha querellado contra el rey Juan Carlos I por someterla a “vigilancia ilegal”. La información se ha conocido este martes, sin embargo, la demanda se interpuso en diciembre de 2020, según el mismo diario, que además añade que “el rey emérito conocía el texto y la iniciativa desde hace meses“.
El Alto Tribunal de Justicia británico ha publicado la demanda civil presentada por los abogados de Corinna Larsen por delito de acoso, con el fin de impedir que don Juan Carlos se comunique con ella de cualquier forma o se acercarse a una distancia inferior a los 150 metros de ella.
Además, la misma demanda responsabiliza a los servicios secretos españoles del presunto espionaje y acoso que ha venido sufriendo en Londres y Montecarlo, donde reside, desde el año 2012 hasta la actualidad. Según El Financial Times Corinna sostiene que también recibió amenazas y reclama una indemnización millonaria, aunque no estipula una cantidad concreta.
En los próximos 18 meses (como máximo) un juez designado por el Alto Tribunal británico tendrá que realizar la instrucción del caso. “Fuentes jurídicas señalan que Juan Carlos I cuenta con un precedente negativo para su presunta inmunidad“, afirma El País.
La polémica donación de 65 millones de euros
En octubre de 2020, la aristócrata hizo pública la donación de 65 millones que el rey Juan Carlos le transfirió en 2012, una “donación” del rey Abdalá de Arabia Saudí a Juan Carlos en 2008. Según Larsen, todo formaba parte del plan del entonces monarca para asegurar su futuro y el de Marta Gayá, otra amiga cercana del emérito, a espaldas de su familia.
Según la versión de Corinna, el emérito posteriormente le exigió la devolución del dinero “o puesta a su disposición” y, ante su negativa a devolvérselo, “la demanda señala que el rey emérito la difamó al afirmar que ella le había robado“, explica El País. Los 65 millones eran, según Corinna, la herencia que el rey quería dejarle a ella y a su hijo Alexander: “Tuvo que emplear notarías en España para asegurarse de que los derechos de sucesión de sus herederos se tenían en cuenta, para que la familia no pudiera después cuestionar esta donación”.
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