Las confesiones de Miguel Bosé en sus memorias sobre su difícil relación con su padre, Luis Miguel Dominguín: “Con 10 años vi que nunca iba a quererme“.
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Tras varios meses de ausencia, después de la polémica creada por sus declaraciones negacionistas, Miguel Bosé ha regresado a España donde ha presentado sus memorias. En ‘El hijo del Capitán Trueno’, el artista repasa su etapa de infancia y juventud, hasta que alcanza el éxito. Durante su presentación ante los medios, que ha tenido lugar este miércoles, el cantante ha explicado que en este libro autobiográfico se podrá leer el relato más desconocido de su infancia y adolescencia.
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El motivo por el que se ha decidido ahora a contar su vida “porque era el momento exacto“. Además, revela el motivo por el que esta autobiografía finaliza ese 26 de abril de 1997, donde dejó a toda la audiencia de ‘Esta noche fiesta’ y de la sala Florida Park de Madrid hipnotizada con su apabullante debut. “Acaba en ese momento porque ahí empieza la serie que empezará a grabarse en dos o tres meses, arranca cuando me subo por primera vez a un escenario y va para adelante“.
En el libro Miguel habla mucho de su familia y relata cómo era la difícil relación entre sus progenitores: Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé. Incluso llega a recordar cómo, en alguna ocasión, se tuvo que interponer entre ellos para el torero no hiciera daño a la actriz. “Luis Miguel Dominguín era un dios, era dios sobre la tierra. Mi madre era la mujer más bella del mundo y una de las musas del surrealismo y se encuentra con ese personaje arrollador en una España muy particular. Se enamoraron con una pasión brutal, se casaron y tuvieron una familia en la España del régimen rodeada y aderezada con unos personajes inverosímiles porque ahí están los que hicieron y deshicieron el siglo XX“, explica.
“¡Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón!… ¡Seguro!“
Sin embargo, el plato fuerte del relato son los pasajes donde habla sin tapujos de su complicada y tormentosa relación con su padre, el torero Luis Miguel Dominguín. Si bien ha subrayado en su encuentro con los medios que ha tenido y mantiene “una gran admiración por ambos, por esos monstruos” a los que sentía que tenía que sobrevivir, y de los que “estaba enamorado“, lo que deja de manifiesto es el conflicto del torero por aceptar la manera de ‘Miguelón’. “Con 10 años vi que nunca iba a quererme“, confiesa con una punzada de dolor.
Uno de los pasajes más perturbadores que vivieron padre e hijo, y que se pueden leer en las memorias, es el safari de un mes que compartieron en Mozambique, cuando Miguel tenía solo diez años. El diestro estaba muy preocupado por su afición por la lectura y, con enojo, decía a su mujer, la actriz Lucía Bosé, “¡Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón!… ¡Seguro!”, recuerda el cantante. Luis Miguel no se preocupó de administrarle las pastillas de quinina para inmunizarse de posibles enfermedades, y Miguel Bosé cayó “en coma” a consecuencia de la malaria que había contraído. “Me fui a Mozambique pesando treinta y muchos kilos y lo que volvió de mí no llegaba a los quince“, recoge el pasaje que puede leerse en ‘El hijo del Capitán Trueno’.
“Yo no reunía las condiciones para ser su heredero, muy macho”
“Tenía la piel adherida a los huesos como un niño de Biafra. Amarillo hiel, de labios cuarteados y enormes ojeras moradas descolgando de dos ojos hundidos y brillantes. (…) Mi madre entró en un ataque de angustia y de ansiedad y me llevó directo a casa, dejando plantado al torero. Yo dormía y vomitaba, algunas veces sangre, y en una de esas, caí hacia atrás en convulsiones y quedé inerte, como muerto. Había entrado en coma. La convalecencia fue larga y seguí débil durante mucho mucho tiempo“.
No obstante, el cantante asegura que esta autobiografía no es un ajuste de cuentas con su padre sino “un ejercicio de entender y lo que pasó, pasó“. Y explica que cree que el mayor problema con el torero fue que “yo no reunía las condiciones para ser su heredero, muy macho, que me gustara la caza. Yo tenía tenía la vena más lombarda, me gustaba la lectura. Era un niño raro y, en la casta del torero, levantaba muchas dudas y sospechas”. Sin embargo, Miguel tiene claro que, en el momento en que comenzó su carrera musical y su padre vio que triunfaba sin pedirle nada, empezó a admirarle.
“Mi casa tiene todo aquello que de alguna manera me faltó, los abrazos, el cariño”
Además, Miguel reconoce que contar el momento de la separación de sus padres y el fallecimiento de su hermano Juan Lucas han sido de los más difíciles. “Contar el episodio de mi madre durmiendo en la calle uffff“, confiesa. “Para un hermano, el dolor lo pasas por tu madre al verla devastada, el dolor con D mayúscula, el desahucio interior y emocional pero no te das cuenta de lo que fue para ellos“, afirma.
Finalmente, el cantante cree que de no haber sido por su infancia y adolescencia, ahora sería una persona completamente distinta. Y reconoce que, en su casa, echó de menos los besos y abrazos. “En este momentos estoy viviendo en esa casa, mi casa tiene todo aquello que de alguna manera me faltó, los abrazos, el cariño, ese ‘papache’ casi baboso, mis hijos me dicen ‘ay papi eres un pulpo’. Tengo que recuperar los abrazos perdidos”, confiesa.
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