Viviendo juntos a niños (incluso cuando chillan en el tren)
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Bastan veinte minutos en la playa para darse cuenta: compartimos el mundo con los más pequeños y no siempre es agradable. Mamá mira, papá ven, chillidos y llantos en todas sus versiones. En entornos donde el silencio y la calma nos hacen más falta, como el hospital o el tren, es donde más sufrimos que algún niño nos deje sin ellos.
Hace unas semanas se hacía viral el post de una madre que había tomado un vuelo junto a su bebé. Le asustaba la reacción que pudiera tener durante un vuelo tan largo. El desconocido que se sentó junto a ellos fue amable y comprensivo, siempre intentando distraer al bebé y ayudando a la madre en lo que podía. El agradecimiento que sintió le llevó a escribir el post.
Desde luego hay personas más pacientes que otras, pero todos podemos ponernos en el lugar de unos padres que no dan abasto en una situación complicada. Y por eso queremos hacer esta reflexión. Salvando las situaciones en las que topamos con padres tan maleducados como hijos, la mayoría de nosotros trata de hacerlo lo mejor posible. Es cierto que a veces fulminaríamos con la mirada a los niños chillones de la piscina pero, ¿no se nos está olvidando que, efectivamente, compartimos el mundo con ellos, y que debemos tener paciencia y ayudar cuando sea posible? Después de todo nosotros también fuimos niños. Quizá también montamos algún que otro pollo delante del vecindario.
Como decirlo es mucho más sencillo que hacerlo, aquí van algunos consejos para apartar el enfado y la irritación cuando hablamos de niños.
Que se esté portando mal ahora no quiere decir nada
Es muy tentador sacar conclusiones, pero lo cierto es que los niños son egocéntricos, caprichosos y no saben susurrar, al menos en momentos importantes de su desarrollo. No siempre detrás de un mal comportamiento hay unos padres negligentes. Las rabietas en el supermercado, los niños inquietos en el cine o los que lloran por la noche en el hotel son, simplemente, lo normal.
Las miradas asesinas dicen mucho de ti
De hecho, dicen más de ti que de ellos. Lo más sencillo sería acercarse a los padres en el caso de que realmente tuvieras algo que decirles, porque juzgar con mirada reprobatoria sin más no sirve de mucho. Bueno, puede hacer que tu tensión suba como la espuma, si estás pensando que tú eres el único al que le importa este sarao.
Planifica o relativiza
No sería justo que tu aniversario de boda lo fastidiasen dos enanos negándose a comerse su menú infantil. Por eso, si realmente quieres tranquilidad, especifícalo. Cada día hay más opciones disponibles, desde hoteles para parejas, vagones del silencio… Y para el resto de las situaciones, relativiza. Pregúntate qué puede estar sucediendo, empatiza o, directamente, compadécete, porque a veces los padres lo necesitan.
En otro post abordaremos el tema de cómo conducir a los niños en las situaciones sociales para ponérnoslo más fácil a los que compartimos la vida con ellos.
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