Para que disfrutemos igual que los más pequeños
Índice de Contenidos
El verano ya está aquí. Muchas personas sueñan con el momento de romper con la rutina, los horarios, el estrés, las prisas y las obligaciones laborales o de cualquier índole.
Esperamos las vacaciones “como agua de mayo”, pero ¿disfrutamos realmente de ese tiempo libre? ¿Se cumplen nuestras expectativas?
5 Planes fresquitos para huir del calor
Mis 10 destinos maravillosos sin salir de España
La planificación del tiempo libre es un asunto importante; en serio. Acostumbrados a una vida dirigida por un reloj, cuando dos de las frases que más escucho al día son “me faltan horas” y “la vida no me da para más”, las personas tenemos que adaptarnos a ser los dueños de nuestro tiempo.
Los primeros días de conquista nos saben a gloria, pero según se van alargando, puede ocurrir que si no hemos pensado en qué y cómo vamos a utilizar nuestro tiempo, acumular horas de aburrimiento –si es con niños puede convertirse en una pesadilla— no parece sean los mejores planes para el verano.
Entonces, ¿qué hacer? Intentar llevar una idea de cómo queremos enfocar las vacaciones y las opciones que tenemos según la economía, el lugar, si llevamos niños, animales domésticos y los días que disponemos.
En post anteriores, ya os hablé de las virtudes del aburrimiento en los niños y niñas y cómo fomenta la creatividad, pero siempre y cuando les demos alternativas para que esa creatividad pueda producirse, como juegos tradicionales –cartas, comba, pelotas, dominó, parchís, distintos tableros,…— donde ellos puedan inventar sus propias reglas, materiales como cartones, cajas, pinturas y lápices, cuentos con muchas ilustraciones y/o comics, cuadernillos de pasatiempos infantiles, ropa vieja o telas y todo lo que se os pueda ocurrir que no tenga peligro de cortes o accidentes, teniendo muy en cuenta las edades de los peques.
Los días de playa y piscina pueden convertirse en descanso y sano ejercicio para los adultos y una gran diversión para los más pequeños, que tienen una buena oportunidad para hacer amigos y practicar actividades que no realizan habitualmente. Fomentar las amistades puede llevar implícito grandes beneficios como ganar independencia, aprender a compartir, aceptar la derrota, introducir otras formas de juego, …
Es interesante ver las posibilidades de excursiones tanto culturales como a entornos naturales, visitas a pueblos cercanos y dejar algún día libre, donde cada integrante de la familia pueda elegir, qué es lo que más le gustaría hacer, siempre y cuando sea compatible con el disfrute de todos.
Dado que ya no hay horarios que cumplir –o son menos estrictos—, es un buen momento para fomentar hábitos de responsabilidad en los más pequeños, como colaborar en alguna tarea doméstica, elegir el menú de un día de la semana y ayudar a elaborarlo, ocuparse del cuidado y alimento de la mascota, vestirse y elegir su propia ropa según la temperatura de ese día, regar las plantas o hacer la lista de la compra… En estos ejemplos, hay que tener en cuenta la edad y el grado de madurez, para aportar más o menos supervisión y ayuda por parte de un adulto.
Es vuestro turno para hacer del verano un momento de diversión, de compartir experiencias con nuestra familia, hacer amistades, explorar nuevos entornos o volver a disfrutar de los ya conocidos, atrevernos a romper con alguna rutina o manía y dedicarnos una buena porción de tiempo y atención a nosotros mismos, que es imprescindible para una salud plena y que, a veces, entre tantas obligaciones, cae en el olvido.
¡Hasta el próximo post, psicoclinianos!
Autora: Blanca de la Torre – Psicología en un click
Deja un comentario