Bodegas Habla, una bodega vanguardista en Extremadura

Por Barbireando

Queridos lectores, ya estamos de vuelta y con el verano todavía dando sus últimos coletazos. Para mi ha sido un verano muy intenso y lleno de mucho destinos que contaros. Y estoy deseando ir poco a poco relatando cada una de las experiencias que he vivido. Hoy nos trasladamos a Bodegas Habla, una bodega vanguardista en Extremadura. Empezamos en tres, dos, uno…

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El Enoturismo esta de moda sin duda, y yo me defino #winelover. Me encanta que se esté dando valor a nuestro país, porque nuestra querida España tiene unos vinazos que son dignos de conocer y quiero encargarme personalmente de enseñaros sus bodegas como ya vengo haciendo desde hace meses.

Mis pasos me llevan a mi tierra, a mi querida Extremadura y conocer una bodega que desde que probé su vino blanco en medio de la Plaza de Trujillo, sentí estas palabras que se unían con mis sentidos y me recorrían el paladar y el cuerpo: 

“Jamás pensé que mi silencio, sería capaz de decir algo. Estaba equivocada. Habla de muchas cosas, pero todas me llevan a ti… Mi silencio habla de ti”.

¿Sabéis de qué bodega estoy hablando?… Jajja… Qué listos sois. Mis pasos me llevan a Bodegas Habla, en un marco inmejorable y muy cerquita de Trujillo. Se trata de una bodega y un viñedo con unos pilares muy bien marcados: 

La Esencia

200 Hectáreas de tierra difícil, finca de pizarra, poco fértil y exigente, pero que sabe cómo cuidar a la planta. Al no recibir suficiente agua, la cepa lucha por sobrevivir y se esfuerza por encontrarla ella misma, da poco, pero lo mejor de si. De esta forma la uva nos contará con sus aromas dónde está plantada. Es la mística de “la esencia”.

Una Bodega Vanguardista

En medio de doscientas hectáreas de esta finca trujillana que ya los griegos cultivaron en la antigüedad, se alza el edificio que acoge a la bodega, una de las más avanzadas de nuestro país.

Arquitectura

El edificio que acoge las instalaciones es una obra de arte no solo arquitectónica y además facilitador de la realización de este vino tan excelente. 

Buscan la excelencia en todo lo realizan, tanto en su packaging como en la experiencia de sus vinos que realizan. Son pioneros pero, sobre todo, embajadores de su marca y de mi querida Extremadura. Lo mejor es perderte en sus bodegas de la mano de su mejor guía, Victoria, que con sumo cuidado y detalle te enseña el escenario y empieza el relato: “¿Sabíais que cuenta la leyenda que el escultor Miguel Anguel consideraba a Moisés como su creación más perfecta?. Al terminarlo, el artista golpeó la estatua con su maza y le dijo: “¡HABLA!”, sintiendo que la única cosa que faltaba por extraer del mármol era la propia vida. En la rodilla de la estatua se puede apreciar una marca, tal vez del martillo de Miguel Ángel“.

Y en ese momento me doy cuenta que esta marca me había atrapado en su círculo de pertenencia ya que va muy unida a mi filosofía de vida. Una bodega que hace homenaje al genio del Renacimiento (yo siento dentro de mi, que soy más de esa época) y, sobre todo, el espíritu que tienen de perfección continua. 

Y en el momento que estaba perdida entre tantas emociones, aparece el vínculo que faltaba para ser una fan total de Bodegas Habla: “Habla del mar” y ahí, sentada mientras disfrutaba de mi copa y de su sabor a mar, me di cuenta que este vino es una extensión de mi propia personalidad. Es un vino único, elaborado en la profundidad de la Bahía de San Juan de Luz. Es lo más diferente que he probado nunca y te deja sabor a mar en la boca y en los labios.

“Mezcla Atlántica de viñedos costeros” 

Mi cabeza vuela a esa playa donde siempre soy tan feliz y me doy cuenta que tengo hambre de palabras. De todas, excepto de las que simplemente rellenan silencios, aquellas exageradas… ¡HABLA! 

¡Hasta la semana que viene!

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