Hay una ola de calor en España y al #barbireandoporspain esto no le para en sus #roadtrip y menos si el destino es Merida, si Merida!!!. Ya se lo que estáis pensando, que podía ir a un lugar más fresquito. Qué puedo deciros: Mérida arde y yo con ella. Además, quién no ha oído hablar del Teatro Romano de Mérida. ¿cómo no iba a visitar esta ciudad que algunos llaman la Roma española?. Pues dicho esto, yo que soy de piedras y de experiencias, quería volver, después de 13 años, a este bendita ciudad y sobre todo, volver a ver una obra del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
Una quinta manchega y una Finca Bodega en tierras albaceteñas
Escapada al Palacio del Infante Don Juan Manuel en Belmonte
Mérida lleva en pie desde el Siglo I A.C y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993. Además, oculta otros muchos atractivos como rincones emblemáticos, una rica gastronomía y, por qué no decirlo, la simpatía de sus gentes, que de esto doy muy buena fe.
Me puse en manos de la excelente gestión del Parador de Mérida que me organizó todo el paquete de alojamiento y entradas al teatro para ver, nada más y nada menos que Fedra, que durante mis años de estudios me marcó mucho.
Con un calor sofocante, después de dejar mis bartulos en el Parador y de quedarme muy enamorada del edifico, me voy caminando al Arco de Trajano, que es tan impresionante como recordaba. Me pierdo en “A de Arco”, un restaurante que está inmerso dentro de dicho Arco y en el que las buenas viandas y los buenos caldos te envuelven dejándote un sabor maravilloso en el paladar . Muy recomendable probar la oreja a la plancha y los croquetones.
Con la que cae, lo más acertado es dejarme envolver por la frescura del Parador de Merida. El hotel es un antiguo Convento del siglo XVIII construido sobre los restos de un templo dedicado a la Concordia de Augusto. Un remanso de paz y de frescura en medio de una plaza tranquila y coloreada.
El claustro interior y los hermosos jardines donde se ha instalado el Jardín de Antigüedades, tienen un conjunto arqueológico formado por elementos mudéjares, romanos y visigóticos que son realmente fascinantes. Mi habitación está orientada a los jardines y la piscina. Como siempre, consiguen que mi slowlife tan ansiado y buscado se produzca en estos benditos muros .
Después de una siesta reconfortante, un piscineo, un buen baño y ponerme lo más “bella” posible, me dispongo a cenar en el Parador donde disfruto de un queso espectacular de la Finca de Pascualete, un salmorejo de cerezas y una copa de vino extremeño.
A tan solo 5 minutos del Parador de Mérida, esta mi próximo destino: el Teatro de Mérida, y lo que llevo esperando semanas, disfrutar de este edifico que me genera miles de emociones.
El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida es el festival de teatro clásico más antiguo que se celebra en España y está considerado como el más importante en su género. Y es que, según consta en una inscripción realizada en el propio teatro, su construcción se produjo entre los años 15 y 16 a.C. por instancia del cónsul Maco Vipsanio Agripa.
Mérida arde, arde de calor y el teatro romano arde de pasión y amor porque Fedra empieza. Por un momento, cuando entro, mi cabeza se pierde entre las piedras e intento pensar cómo sería en aquella época tan lejana, y a la vez tan cercana, este lugar tan Mágico. Quién pudiera vivir ese momento. Vuelvo a la realidad para dejarme llevar por un enjambre de personas que me mecen y van a la búsqueda de su asiento .
Cuando llego a mi lugar no puedo evitar sentir en mi piel la emoción y un calor muy fuerte por el cuerpo. El teatro es colosal, es imponente, es único, es arte, es cultural., es sabiduría, es modernidad Y sigue estando en pie.
Fedra, aquella obra que leí estudiando en la universidad, esa obra de un amor loco, de un amor tan imposible, tan ardiente. Fedra, esa obra que tanto me emocionó, que tanto me apasionó y que tanto me gustó. Esa Fedra que por encima de lo que dictaba el corazón, finalmente, se atrevía a dar rienda suelta a su pasión. Una Fedra ardiente como el teatro y su público, luchadora de lo que siente y que ante todo se atreve peligrosamente a amar. Una Fedra de la mano de Lolita Flores que es pura pasión, pura garra, que te emociona nada más salir y con un equipazo de actores que te mantiene ardiendo en tu lugar toda la obra. Y servidora, que se perdía en cada una de las palabra tan llenas de amor, que hablan de la razón y la pasión…. Y de nuevo miles de pensamientos que se agolpan en mi cabeza y miles de preguntas.
Pero una prevalece sobre el resto: ¿Atreverse amar con la razón o dar rienda suelta a la pasión prohibida ? This is the question.
Mérida Arde y yo ardo con ella.
Todavía podéis disfrutar del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Del 8 al 12 de agosto con “Las Amazonas” de Magüi Mira, basada en ‘Pentesilea’ de Von Kleist; del 15 al 19 de agosto de 2018, “La comedia del Fantasma” de Plauto y del 22 al 26 de agosto de 2018, “Hipólito” de Eurípedes.
Hasta la semana que viene !!!
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