Ansiedad… Bajando pulsaciones.
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La astenia primaveral, el cambio de hora, el cansancio acumulado… Muchos factores están poniéndonoslo un poco más complicado. Sumados a nuestras, ya de por sí, ajetreadas vidas, puede que estos días estemos sintiéndonos un poco irritables o ansiosos.
Por eso queríamos dedicar este post a cómo desacelerar para que la ansiedad no sea una constante.
Algunas personas tienen un carácter más tranquilo que otras, eso estå claro, pero todos en algún momento sufriremos un pico de estrés, un mal rato angustioso. Forma parte de la normalidad, y aun así son bastante desagradables. Tendemos a intentar combatirlos, a luchar contra ellos, lo que nos lleva a encontrarnos peor. Esto se debe a que ponemos al cuerpo en alerta, lo tensamos, cuando deberíamos procurar relajaAnrnos. Por supuesto, decirlo es infinitamente más fácil que hacerlo. Por eso, la clave para vivir el día a día lo más relajadamente posible es introducir cambios aquí y ahora.
Un espacio y un tiempo
Resulta muy complicado, lo sabemos. No estaríamos estresados si tuviéramos tiempo libre saliéndonos por las orejas, pero, si lo que queremos es encontrarnos mejor, realmente tenemos que cuidarnos. Para desconectar no es necesario cogerse una tarde libre: bastan quince minutos bien aprovechados. Escuchar un par de canciones que nos gusten, bailar un rato, quizá tomar alguna bebida, hacer un crucigrama, tomar un baño. Hay miles de ideas relajantes. Lo esencial es disponer de ese tiempo plenamente. Si apagamos el teléfono mejor. Después de todo, estamos tratando de frenar el ritmo acelerado del día.
Benditas endorfinas
La mejor forma de sobrellevar el estrés es hacer cosas incompatibles con él, como el ejercicio físico. Para que sea efectivo debemos sobrepasar los veinte minutos de actividad física, momento en el que entrarán en acción las endorfinas, que inundarán el cerebro de sensaciones placenteras. Su efecto puede acompañarnos todo el día.
También estaremos liberando tensiones, haciendo trabajar nuestra musculatura y nuestra respiración… Todo beneficios. Eso sí, no más allá de la media tarde, para que no interfiera con nuestro sueño.
Compartir
Estar con los demás nos relaja. Compartir confidencias y risas con los amigos puede marcar una diferencia notable en nuestro estado de ánimo. Estar acompañados nos distrae de nuestras preocupaciones o las calma, aquieta nuestra mente y nos hace sentir protegidos y desconectados. Es importante que, aunque no tengamos ganas locas de quedar con otros, nos esforcemos por dar el paso. Seguro que notaremos los efectos.
Toma aire
En todos los sentidos. Deja que el sol te vea, sal de casa, camina hasta el trabajo, pasea por el campo. Estar toda la semana en espacios cerrados incrementa la sensación de agobio y nos hace más complicado escapar de todo lo que está siempre por hacer. Si salimos al exterior tenemos la oportunidad de movernos, respirar profundo y tomar un poco de sol, que es un excelente antidepresivo natural.
Y por último, respira con conciencia: fija tu atención en el ritmo, en la cantidad de aire que entra, el tiempo que tarda en salir y su temperatura. Para practicar, la respiración diafragmática. Internet está lleno de tutoriales y pueden sacarnos de un momento de mucha ansiedad.
Elena Sánchez Porro-Frías e Irene Albert Cebriá.
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