El Pradal … Para los amantes de una buena parrilla…
El restaurante que abre sus puertas en San Sebastián de los Reyes ofrece una selección de los mejores pescados y mariscos de nuestras costas y carnes con un mínimo de 21 días de maduración elaborados a la parrilla de carbón de encina española. Además del comedor, coronado por la parrilla vista, el local cuenta con una zona de pinchos y raciones y dos terrazas de verano, una de ellas cubierta.
Aunque la gran protagonista del elenco de El Pradal es, sin duda, la parrilla que preside la sala a la vista del comensal y de la que salen la mayoría de los platos del restaurante. Se trata de una parrilla única en la Comunidad de Madrid, fabricada por la famosa herrería de Juantxo Garmendia al más puro estilo de las que hay en la entrada de los asadores del País Vasco y diseñada en cinco alturas para adaptarse a las diferentes cocciones. Una parrilla de carbón de encina española (que mantiene mejor el calor, permitiendo asados más lentos y proporcionado a las piezas una riqueza aromática muy especial) y de madera de canutillo, más ecológica ya que procede no de la tala del tronco sino de la poda de las ramas.
En ella se elaboran, en función de la temporada, la ventresca de bonito del Norte, el besugo de Tarifa, la lubina y el cogote de merluza del Cantábrico, el rape negro, el rodaballo (de excepcional tersura y jugosidad), el bacalao o el San Pedro, y algunos mariscos como almejas finas o las gambas de Huelva, elaboradas a una sola vuelta.También todas las verduras de la carta (desde los pimientos del piquillo navarros que sirven de guarnición hasta las verduras del romesco y del pisto) y las carnes: chuletón de buey, lomo alto, centro de solomillo o entrecôte, que salen al plato en su punto óptimo de textura (tostadas por fuera y jugosas por dentro), de sabor (mostrando las notas lácteas de su maduración), de hidratación (la justa para que no quede líquido en el plato al terminar) y de temperatura, incluso en el corazón ya que todas se atemperan cada día desde por la mañana.
Con una decoración de inspiración campestre El Pradal se estructura en dos plantas de ambientes y oferta diferenciados: la de arriba acoge el comedor en el que, estéticamente, destaca la cocina y parrilla vista y unos biombos de telas naturales hechos a mano a modo de antiguo telar, que permiten privatizar sin aislar y que pase la luz natural desde sus amplios ventanales. La planta baja está concebida a modo de tapería, con una gran barra de pinchos y mesas desnudas, y en ella funciona una carta más informal de raciones, desayunos (con bollería 100% casera) y un menú de mediodía por 15 €.
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