Domingo 10:30: Nos vamos a descubrir el Berlín que está bajo nuestros pies, literalmente: con la asociación Berliner Unterwelten y partiendo de la estación de metro Gesundbrunnen, paseamos por los túneles y búnkeres subterráneos que nos llevan de viaje en el tiempo a la época de la 2º Guerra Mundial o de la guerra fría. El precio son 10€ y no se admiten reservas ni comprar las entradas por adelantado, por lo que os recomiendo estar 2 horas antes para evitar quedarse sin entrada.
Tras 90 minutos de visita guiada por “el mundo en tinieblas”, recorriendo las extensas habitaciones llenas de historia, nos vamos de shopping por Mauerpark, un mercadillo donde podrás encontrar verdaderos chollos de ropa vintage, arte y comida. Paseamos por Prenzlauer Berg, un barrio tradicionalmente bohemio que ha sufrido muchos cambios después de la caída del muro, alejado del centro turístico pero con todos los atractivos necesarios para no perdérselo. Artistas, actores, directores, soñadores, todos conviven entre las tiendas bio y las guarderías de sus pintorescas calles. Aquí se encuentran los comercios más curiosos y los bares más originales, es la zona preferida para irse de “brunch” y nosotras no vamos a ser menos. Por recomendación de una amiga, vamos a Anna Blume, un lugar que combina una floristería, panadería y cafetería, donde podéis desayunar, almorzar o bien, disfrutar de la lectura tomando un libro prestado del “bosque de libros”, “dispensadores” para que la gente intercambie sus libros ya leídos, por otros de su interés. Interesante, ¿verdad?.
Nuestra siguiente parada es la zona de Scheunenviertel, o el barrio judío, a unos pasos de la mítica Alexanderplatz. Fue el lugar de asentamiento de buena parte de los 160.000 judíos que habitaban Berlín antes de la Guerra y, hoy en día, es uno de los barrios más animados de la ciudad, lleno de restaurantes, galerías de arte a muy buen precio y clubes nocturnos, especialmente en la calle Oranienburger. Si se mira hacia abajo, aún pueden apreciarse en las aceras los llamados “escollos” de latón, en memoria del paso de los nazis por los hogares de los judíos que fueron deportados y asesinados.
Aquí también podréis ver la imagen más reconocible de la comunidad hebrea: la de la cúpula dorada de la Nueva Sinagoga.
Desde la caída del Muro, Hackesche Höfe se ha convertido en un punto de encuentro, tanto para los berlineses como para visitantes. Son ocho patios interiores que se comunican entre sí y llaman la atención por sus fachadas de decoración de Art Nouveau y estilo modernista.
A las 16:00 tenemos cita para visitar el monumento más alto de Berlín: la torre de televisión de 368 metros que la RDA construyó como símbolo del comunismo. Se encuentra en Alexanderplatz, donde comenzaron las protestas para derribar el Muro. En estas fechas ponen un mercado donde podemos sentir el más profundo espíritu navideño. Te declares o no un amante acérrimo de esta época, seguro que encontrarás algún producto que te llame la atención Desde el cielo, nos observan los múltiples colores de una noria que sube hasta la altura de 50 metros y, entre los edificios, llama especialmente la atención la estructura en la cual funciona un reloj capaz de indicar la hora mundial.
Recorremos Unter den Linden que es, sin duda, la avenida más elegante de la ciudad, al nivel de los Campos Eliseos de París o la Quinta Avenida de Nueva York. Va desde la “isla de los museos” hasta la Puerta de Brandemburgo.
Por el camino nos topamos con la Bebelplatz donde se encuentran la catedral de St. Hedwigs, el Teatro de la Opera y la Antigua biblioteca de la Universidad Humboldt. La noche del 10 de mayo de 1933, fue el escenario de una gran hoguera en la que se quemaron 20.000 libros de algunos autores censurados por los nazis. Desde 1995, en el centro de la plaza, un pequeño rectángulo acristalado nos permite ver la “Librería Vacía”: un memorial de Micha Ullmann.
Como habíamos comido pronto, hacemos un alto en el camino en Die Berliner Republik. Taberna al más puro estilo berlinés, situada a orillas del río Spree, donde disfrutamos de una cena típica alemana: codillo con chucrut acompañado de una de las 18 cervezas diferentes que te dan para elegir. ¿Apetecible, no?.
Seguimos por Unter den Linden hasta la Puerta de Brandenburgo, antigua puerta de la ciudad reconstruida en el siglo XVIII como un arco de triunfo neoclásico, con la influencia arquitectónica de Atenas y hoy en día, uno de los hitos más conocidos de Alemania.
Alrededor de la puerta se congregan muchas historias, protagonizadas por napoleones, soviéticos y discursos de terror durante el imperio nazi… Esta puerta es el testigo mudo de la historia de Berlín.
Ya estamos a lunes, es nuestro último día en Berlín y tenemos reservada a las 10:00 una visita al edificio del Parlamento alemán, conocido como el Bundestag o Reichstag. Se trata de un edificio histórico con aspecto de templo clásico, donde el gran atractivo está en subir a la azotea y acceder a la gran cúpula de cristal diseñada por el prestigioso arquitecto Norman Foster, desde donde se puede ver todo Berlín. La entrada es gratuita y, para evitar largas colas, han establecido un sistema de reserva anticipada, que es la única forma de conseguir las entradas para visitarlo. Para solicitar una visita guiada, has de cumplimentar el formulario online, si sólo queréis visitar la cúpula, basta con dar nombre, apellidos y fecha de nacimiento.
Salimos del Parlamento y volvemos a la Plaza de París, donde está la Puerta de Brandenburgo, esta vez de día para poder entrar al Banco DZ… Un banco, sí. Un edificio con un exterior muy austero que se contrapone con un interior sorprendente donde se exhibe una de las obras más interesantes del escultor Frank O. Gehry, una “cola de ballena” al más puro estilo Gehry.
A escasos metros de esta plaza se puede ver uno de los lugares más impresionantes y sobrecogedores de Alemania: El Memorial del Holocausto. Diseñado por el arquitecto norteamericano Peter Eisenman, se trata de un monumento dedicado a los 6 millones de judíos exterminados en el Holocausto que impresiona tanto por su significado como por su estructura. Un laberíntico espacio formado por 2711 bloques de alturas variables que producen sensaciones de opresión, claustrofobia, desorientación… en suma, caos dentro de un orden geométrico.
Después de tanta visita, tenemos el plan perfecto para terminar este viaje: Irse de compras!!. Bordeando Tiergarten, el parque más céntrico y grande de la ciudad, llegamos a la calle más popular de Berlín: Kurfürstendamm o Ku’damm. Es famosa por su variedad y originalidad, por su creatividad y diseño, porque junto a las grandes cadenas conviven numerosas tiendecitas con un marcado sello personal. Da igual el presupuesto disponible, esta gran avenida se amolda al poder adquisitivo de sus visitantes.
¿Os imagináis una planta gourmet de 7.000 metros cuadrados y 34.000 artículos donde elegir?. Es el departamento más grande de delicatesen de Europa y se encuentra en la sexta planta de Kadewe, el Harrods de Berlín. Probablemente su diseño no sea el más moderno pero la calidad y frescura de los productos que ofrecen en todos sus puestos impresiona a todo quien lo visita.
Nosotras quisimos darnos un pequeño homenaje, degustando una tabla de exquisitos quesos acompañados de un buen vino.
Para aquellos que busquen un sitio un poco más tranquilo donde comer o simplemente tomar un café, no os perdáis Savigny Platz, muy cerca de Ku´damm. Paseando por sus calles y alrededores, se pueden descubrir galerías de arte, boutiques de lujo y una selección de restaurantes fantásticos.
Berlín tiene mucho que ofrecer a cualquiera: al que se interese por el arte y al que se interese por la vida nocturna, al amante de la historia y al aficionado al deporte; al que le guste la vida en la gran ciudad y al que disfrute de la tranquilidad en la naturaleza: es uno de los destinos favoritos de los europeos, ya sea en invierno o en verano. Es una ciudad llena de contrastes, para vivirla y dejarse llevar…no esperéis para conocerla.
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