No tener compañía no entraña necesariamente sentirse solo. La sensación de vacío, de carencia en la vida es compartida también por muchas personas que no están aisladas de los demás. Entonces, ¿qué significa realmente sentirse solo?.
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A SOLAS – Disfrutar y temer la soledad
Puede que hayamos perdido a alguien muy cercano, alguien con quien compartíamos la vida de una forma genuina, profunda y muy especial. En este caso, el dolor que nos produce vernos solos es un reflejo de la importancia de esa relación y forma parte del tributo que le rendimos al haberla perdido.
También puede suceder que sintamos el deseo de estar con otros, de quedar con un amigo al que apreciamos realmente o de hacer una pequeña escapada para estar en familia. Nos animan las ganas de compartir con las personas que queremos, de sentirlas cerca. En definitiva, queremos volver a experimentar ese vínculo que tenemos con los demás.
A lo largo de la vida solemos conocer la soledad bajo muchas formas. Es parte de aprender a estar en el mundo: cambiamos y nos sentimos “desconectados” de los demás, perdemos algún amigo que fue muy querido, rompemos con una pareja o, simplemente, no encontramos a nuestro alrededor relaciones significativas.
A veces estas situaciones nos enseñan: aprendemos a estar con nosotros mismos, a valorar nuestra propia compañía, a querernos, a cuidarnos y a comprender que podemos hacer cosas por nosotros mismos. De alguna manera nos reconciliamos con la soledad, la aceptamos y la disfrutamos. Pero puede suceder también que con la soledad vengan de la mano sentimientos de tristeza y vacío que nos pesen demasiado. Al querernos alejar de lo que nos perturba puede que incluso este miedo a estar solos manifieste invadiendo nuestro día a día: no apagamos nunca el televisor, conectamos la radio siempre que andamos haciendo algo, queremos ir acompañados al cine, al banco. Sentimos angustia ante lo que pasará si hay espacio y silencio para quedarnos a solas con pensamientos que nos hacen daño.
¿Cómo podemos aprender a estar con nosotros mismos? Todo camino empieza por un paso. Si comenzamos a mirar hacia dentro, a escucharnos, podremos reconocer nuestros logros, nuestras cualidades. También las cosas que nos gustan y que nos hacen felices. En definitiva, se trata de conocernos mejor, de disfrutar de la vida y de cuidarnos. Descubrir qué sucede cuando pasamos un buen rato sin otra compañía que nosotros mismos. ¿Qué nos gusta de esa sensación?
Se trata de un proceso por el que hacer de uno mismo un buen lugar para estar. Así podremos acercarnos a otros con los que realmente valga la pena compartir la vida. De otra forma nos dejamos llevar por el deseo de acallar ese miedo, de cumplir con lo que debe ser y no siempre salen bien las cosas.
Estar solo no es incompatible con tener una vida plena.
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