Te contamos cómo se desarrolló la polémica adopción de la hija de Isabel Pantoja: Del presunto soborno al deseo de tener una “hembra”.
Índice de Contenidos
Isabel Pantoja modifica su testamento y deshereda a sus hijos, Kiko Rivera e Isa Pantoja
Los planes de futuro de Asraf Beno e Isa Pantoja
A mediados de los años 90, Isabel Pantoja, madre soltera tras la trágica muerte del torero Francisco Rivera ‘Paquirri’, sintió un fuerte deseo de convertirse en madre nuevamente. Tras el nacimiento de su hijo Kiko, la artista se obsesionó con la idea de adoptar una niña. “Ya tenía a mi ‘varoncito’ y quería una hembra. Viendo que las posibilidades se agotan… los años pasan… acabo de cumplir cuarenta años y mi hijo está crecido… ¿tengo que volverme a enamorar, casarme, etcétera, para tener una hija?”, comentó Pantoja en aquel entonces. Su búsqueda la llevó a Perú, un país que enfrentaba grandes tensiones políticas y sociales en ese momento.
En 1996, Isabel Pantoja viajó a Cuzco, Perú, para adoptar a una bebé de siete meses, nacida como Andrea Celeste Rodríguez. Sin embargo, el proceso de adopción generó sospechas debido a su rapidez, lo que provocó dudas en la prensa y la opinión pública en ambos países.
La adopción de Isa Pantoja y la posible intervención de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori
Durante los años 90, Perú estaba bajo el controvertido mandato de Alberto Fujimori, quien, junto a su jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, controlaba gran parte de la vida política del país. La adopción de Isa Pantoja no estuvo exenta de rumores sobre una posible intervención de Montesinos, y se especuló que Fujimori facilitó el proceso gracias a sus conexiones, acelerando así una adopción internacional que en ese contexto era complicada. La prensa reportó que Fujimori acompañó a Pantoja en la selección de la bebé y le ofreció todas las facilidades para llevar a cabo la adopción.
A pesar de las sospechas y acusaciones sobre la implicación de Vladimiro Montesinos en la adopción de Isa Pantoja, nunca se confirmó oficialmente su conexión. La adopción de una celebridad española en Perú durante un período en que estos procesos eran casi imposibles para otros extranjeros generó teorías de tráfico de influencias.
Isabel Pantoja fue llamada a declarar en Madrid y negó vínculos con Montesinos, a pesar de que una ex agente de policía afirmó haber presenciado sobornos relacionados con la adopción. Pantoja argumentó que solo pagó los costos habituales del trámite y desmintió haber entregado 80.000 dólares a Montesinos y a la Fiscal de la Nación. Finalmente, el Tribunal Constitucional de Perú concluyó que no había pruebas en su contra.
La aparición de la madre biológica de Isa Pantoja
Un aspecto que ha generado dudas en la historia de la adopción de Isa Pantoja es el de su madre biológica, Roxana Luque Sosa. Cuando nació Isa, Roxana, de 24 años y en una situación económica precaria, decidió darla en adopción.
En 1998, tres años después, Roxana apareció en los medios peruanos, afirmando que desconocía que su hija había sido adoptada por una figura famosa en España y que firmó los documentos sin conocer la identidad de la adoptante. Su deseo de reunirse con Isa ha suscitado un gran interés mediático, aunque Isa ha evitado abordar públicamente este tema, lo que genera expectativas sobre si lo hará en su próxima aparición en el programa de Santi Acosta y Beatriz.
Isa Pantoja descubrió de manera abrupta y dolorosa la verdad sobre su adopción a la edad de siete años, cuando sus compañeros de colegio le informaron de su situación, un momento que la afectó profundamente. Al confrontar a su madre, Isabel le dio una versión confusa, alegando que sus padres biológicos habían fallecido, lo que complicó aún más su comprensión de su historia.
Este incidente marcó un punto crítico en la relación entre madre e hija, que se tornó tensa a partir de entonces. Isabel Pantoja defendió su postura diciendo: “Mi hija no sabe que es adoptada. Mi hija es mía y de nadie más… No lo voy a permitir y voy a llegar hasta el final”, dejando claro su deseo de proteger a Isa de la verdad.
Deja un comentario