La reina Sofía, arropada por su familia, en el último adiós a su hermano Constantino de Grecia.
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Muere el Rey Constantino de Grecia, hermano de doña Sofía
La reina Sofía, arropada por su familia, sus tres hijos y sus nietos, en el último adiós a su hermano Constantino de Grecia.
La pérdida de su hermano Constantino, fallecido el pasado 10 de enero, a los 82 años de edad, tras haber sufrido un derrame cerebral, ha sido muy triste para la reina emérita. Para acompañarla en su despedida a su hermano, la familia real española ha volado hasta Atenas. Y juntos han asistido al emotivo funeral, homenaje al rey Constantino de Grecia.
Poco antes de las 11 de la mañana, los reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, sus hijas Elena y Cristina y sus nietos, Felipe y Victoria de Marichalar junto a sus primos, Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarín, han llegado a la catedral de Atenas, donde ha tenido lugar la misa funeral.
Posteriormente, como exige el protocolo, hacían su entrada los reyes don Felipe y doña Letizia en Catedral Metropolitana de Atenas.
Doña Letizia, de riguroso luto y del brazo de su marido, hacía su llegada a la Catedral Metropolitana de Atenas entre vítores y aplausos.
A las puertas del templo, ambos han sido recibidos por Pablo de Grecia, a quien han saludado con mucho afecto fuera de cualquier norma de protocolo. Don Felipe guardaba un cariño muy especial a Constantino, de quien se dice era su tío favorito.
Tras la misa funeral, todos los invitados pusieron rumbo al Palacio de Tatoi donde se dieron sepultura a los restos mortales del último rey griego en la más estricta intimidad.
Felipe y Letizia arropan a la Reina Sofía en el cementerio familiar de Tatoi
Don Felipe y doña Letizia se han convertido en un apoyo fundamental para doña Sofía en estos momentos tan delicados. La reina emérita, que atraviesa un momento delicado por la pérdida de su hermano, con el que tenía una estrecha relación, llegaba al cementerio de Tatoi del brazo de la reina Letizia.
Detrás le seguían el Rey Felipe, que ayudaba a su tía, Irene, a caminar. Y después de ellos, la Infanta Cristina, que recibía el beso de su hijo, Miguel Urdangarin.
Allí ya se encontraba el féretro de Constantino, cubierto con una bandera del país, que había sido trasladado en coche desde la catedral hasta el cementerio del Palacio de Tatoi.
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