Kiko Rivera culpa a su madre de su problema con las drogas: “Si hubiera estado más atenta, yo no hubiese caído“.
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Isabel Pantoja, embargada, a punto de perder Cantora
La dura confesión de Kiko Rivera: “Que mi hija me perdone cuando vea esto”
En un momento personal complicado y con varios frentes abiertos en las relaciones con su familia, Kiko Rivera parece que encontró una oportunidad única para distanciarse de estos asuntos y reflexionar sobre ellos junto a Jesús Calleja, en el viaje a Nepal al que acudió como invitado de la edición de ‘Planeta Calleja’ que Telecinco emitió este domingo.
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“Ha sido una ocasión increíble para ‘resetear’. Este viaje me ha dado mucho que pensar y he tenido tiempo para replantearme las cosas que a veces consideramos problemas. Ha sido sin duda el mejor viaje de mi vida“, confesaba.
“He podido llegar a consumir entre cuatro y cinco gramos de cocaína al día”
Más sincero que nunca, el hijo de Isabel Pantoja charló largo y tendido con Jesús Calleja a quien confesó difíciles momentos de su vida y la complicada situación que vive con su madre en la actualidad.
Con tan solo 17 años, Kiko Rivera confiesa que comenzó a consumir drogas hasta que llegó al punto de hacerlo a diario: “He podido llegar a consumir entre cuatro y cinco gramos de cocaína al día“.
Su mujer, Irene Rosales, y algunos amigos le ayudaron mucho para poder salir de las drogas, pero quien no lo hizo tanto fue su madre, con quien afirma estar un poco decepcionado por la actitud que tomó cuando se enteró de su adicción: “No quise entrar en un centro de desintoxicación por miedo a que la noticia saltara a los medios y decidimos hacer terapia en familia. Fue el único momento en el que mi madre estuvo conmigo“, añade. Kiko insiste en que su madre solo estuvo junto a él una semana en este duro momento y que después se desentendió: “Luego no volvió a preguntarme nunca más cómo estaba, cómo me sentía, si lo había vuelto a hacer o no. Ella no quiso ser consciente del problema que yo tenía“.
“No quería ver que su hijo era así, pero tu hijo es así. Y probablemente gran parte de que tu hijo sea así sea culpa tuya, porque no has estado conmigo todo el tiempo que deberías de haber estado. No le echo las culpas a ella, ni mucho menos, pero ella también tiene su parte de culpa. Es la labor de un padre saber por dónde va su hijo. Quizás, si hubiese estado más atenta yo no hubiese caído“, añadió Kiko, muy duro con la tonadillera.
En su sincera charla con Jesus Calleja también reconoció haber tenido alguna recaída, la última no hace mucho: “Justo cuando pasó esto con mi madre, me refugié en la cocaína“, confiesa Kiko haciendo referencia al momento en que descubrió la traición de su madre cuando encontró las pertenencias de su padre en Cantora y detonante de su último enfrentamiento familiar.
“He podido derrochar ocho millones de euros en fiestas y vicios”
Incluso llegó a afirmar que durante algunos años derrochó cerca de ocho millones de euros por culpa de este vicio, que le hacía gastar mucho dinero en fiestas. “He podido derrochar ocho millones de euros en fiestas y vicios“, confesó.
“Mucha fiesta, estupefacientes a saco, iba con 25 o 30 amigos, les decía ‘¿dónde queréis ir?’ Y luego putas, fiesta y todo (…) Decíamos ‘vámonos para Londres’, y pagaba los aviones, los hoteles, las cenas, las fiestas y me podía gastar 60.000 euros“.
“Cuando el dinero te llega fácil, te lo gastas fácil”, admite. Y es que Kiko se ha arruinado hasta en dos ocasiones: “Habré ganado, en mi vida, arruinada, entre siete y ocho millones de euros”.
Kiko Rivera se rompe al hablar de su hija Carlota
Además de hablar de sus problemas de adicción, la confesión más dura de Kiko llegó cuando habló del embarazo de su tercera hija (y segunda junto a Irene Rosales), Carlota. “Llega la segunda hija y ahí es cuando, realmente, estoy más metido en las drogas. Cuando mi mujer se queda embarazada, yo no lo acepto y, durante los meses de embarazo, no le toco la barriga ni una sola vez“, explicó, visiblemente emocionado.
“Mi hija Carlota es una de las personas que más quiero y tener que decir que yo no la aceptaba, es muy duro. Estaba muy mal, no me sentía bien conmigo mismo, no lo aceptaba, no quería, incluso el día de su nacimiento tampoco. Pero, poco a poco, me fue ganando“, añadía entre lágrimas.
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