Una de las claves esenciales para tener éxito en una relación de pareja y conseguir un futuro sentimental sólido, es tener un proyecto común de vida, tema que abordamos en la entrada de hoy.
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Se puede definir un proyecto común de vida de diferentes maneras, pero en líneas generales podríamos decir que es un rumbo, un por que en la relación. Este gran proyecto recoge otros más pequeños referentes a la familia, la vida profesional, la economía, valores en torno a cómo actuaremos, etc. Lo importante es crear un sentido de trascendencia. Según Gottman en su libro 7 reglas de oro para vivir en pareja (libro que recomendamos), nos dice que: “cuando existe este sentido los conflictos menos intensos y los problemas irresolubles no suelen llevar a estancamientos.
Definir un proyecto común, supone establecer un compromiso entre las dos personas para compartir una vida; este compromiso será la fuerza que nos impulse todos los días a luchar por su cumplimiento y el que mantendrá el amor, el deseo y la pasión por la otra persona.
Muchas parejas sin embargo deciden navegar a la deriva, sin un rumbo fijo, sin brújula que les oriente, sin instrucciones acerca de cómo navegar ante los diferentes oleajes. Puede ocurrir que esta aventura llegue a buen puerto, pero lo más probable que ocurra es que naufraguen. Traducido a la relación de pareja, quienes no tienen un proyecto común, pueden que consigan una relación plena (siempre que los dos miembros estén de acuerdo con este estilo más libre y espontáneo) pero lo más posible es que vivan una vida de reproches y culpabilidades mutuas.
El proyecto de vida en común no es una planificación rígida, puede ir cambiando a lo largo del tiempo dependiendo de las circunstancias de la vida que sorprendan a la pareja. Lo importante es que sea revisado, manteniendo una coherencia y definiendo unos valores y principios, que por amplios que sean, os sintáis identificados ambos y así pueda permanecer la validez del proyecto.
Las dificultades que nos podemos encontrar a la hora de plantear un proyecto común son: el miedo al compromiso; por ejemplo por encontrarse uno de los dos miembros de la pareja en un nivel personal diferente al otro. La dificultad de no saber casar los proyectos personales de ambos y la incapacidad para priorizar, puede ser otro obstáculo; para ello serán necesarias grandes dosis de conversación y negociación donde se busque un equilibrio entre los intereses personales y los intereses comunes de la pareja.
Bien es cierto, que algunas personas tienen que tomar la complicada decisión de seguir sus caminos solos, cumpliendo sus objetivos personales para ser realmente felices. Desde aquí queremos decir que si no eres feliz contigo mismo, no puedes proporcionar esa felicidad a otras personas, por eso es preferible que vivas tu proyecto personal plenamente.
Queremos destacar que se pueden mantener opiniones diferentes en cuanto a algún proyecto o ilusión y seguir creciendo y avanzando como pareja, aunque el hecho de compartir y estar de acuerdo en el mayor número posible de temas facilitará la relación.
Para terminar os queremos proponer una serie de preguntas que os ayuden a definir cuál es vuestro proyecto. No respondáis de forma apresurada, tomaros un tiempo de tranquilidad y reflexión en pareja para responder.
-¿Somos o no felices junto a nuestra pareja?
– ¿Hacia dónde queremos ir?
– ¿Cómo nos queremos ver en unos años?
– ¿Cuáles son nuestras prioridades?
– Hitos a corto, medio y largo plazo
– ¿Qué vamos a hacer para conseguirlo?
– ¿Hay alguna situación que impida la consecución del proyecto común?
– ¿De qué manera vamos a abordar las dificultades?
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