Perder a un ser querido siempre es un proceso doloroso, pero que ocurra en confinamiento puede agravarlo. A continuación os damos unos consejos desde el Mindfulness para transitarlo de la mejor manera posible.
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El dolor tras la pérdida de un ser querido es inevitable. Si esto sucede en un momento excepcional como el que estamos viviendo, cuando las circunstancias no nos permiten despedirnos de la persona de la manera que quisiéramos, ese dolor se intensifica y puede acompañarnos el caos, la confusión y la estupefacción. Incluso agravarse en intensidad o en tiempo. Varios estudios internacionales cifran en 12 meses el tiempo de duelo prudencial antes de que se considere patológico. Y aunque existen diferentes etapas, cada uno tiene su tiempo, y no todos han de pasar por las mismas ni en el mismo orden.
Antonio Gallego, experto en Mindfulness y colaborador de Petit BamBou, aporta su visión sobre cómo afrontar el duelo de la mejor manera posible.
¿Qué es el duelo?
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“Se trata de un proceso de pérdida que nos lleva a pasar por diferentes estados emocionales. Esta puede ser por fallecimiento, ruptura sentimental o laboral. Pero centrándonos en el primer caso: si prevemos que va a suceder, a menudo podemos despedirnos y acompañar, en cambio si es repentino es fácil verse desbordado”, explica Antonio Gallego. En época de Covid-19 está la velocidad con la que actúa en algunos casos, la incertidumbre sanitaria añadida o el no haber podido acompañar con la presencia, aumentando la frustración, la rabia y la culpa.
¿Cuál es su fin?
“El objetivo es poder afrontar la nueva realidad tras la pérdida, adaptarnos, sanar la herida y recuperar el equilibro emocional. El duelo puede ser un momento de pausa, de conectar con uno mismo y la persona que se va, siendo conscientes de la impermanencia de la vida; pero debe tener un inicio, un desarrollo y un final”, apunta el experto.
Etapas del duelo
- Negación. En esta fase rechazamos la realidad por su dureza.
- Ira. Es una etapa de rebeldía en la que podemos tender a buscar culpables.
- Negociación. A menudo se intenta en este periodo negociar con otras personas afectadas y abordar una nueva conducta ante la situación.
- Depresión. Fase de repliegue sobre uno mismo, con momentos de tristeza, rechazo y culpa.
- Aceptación. Por fin se acepta el fallecimiento y comienzan nuevos proyectos vitales.
El duelo, con la ayuda del Mindfulness
Partiendo de la base de que en los procesos de duelo, como explica Antonio Gallego, a menudo es necesario apoyarse en un psicólogo, el Mindfulness “nos aporta la observación para tomar consciencia. Ayuda a conectar con las sensaciones físicas, y ello a hacernos más conscientes de nuestras emociones en cada etapa; traer la atención al momento presente, disminuir las rumiaciones mentales que nos lleven al pasado o a la incertidumbre futura. Y aunque es imposible (ni se pretende) olvidar la pérdida, será más fácil detectar cuándo el pensamiento recurrente nos arrastra”. Llegará con menos dificultad la aceptación, la autocompasión durante el proceso e incluso el agradecimiento por lo que sí tuvimos junto a esa persona.
El experto aporta los siguientes tips:
- Poner atención a las sensaciones y a la respiración. Nos permitirá permanecer en el presente, identificar cómo nos sentimos y regular la ansiedad. Es útil comenzar con 5-10 minutos de meditación y mantener una rutina diaria.
- Observar los pensamientos. Para evitar que estos crezcan y se enmarañen en lo que no pudo ser puede resultar útil escribir un diario con los pensamientos que surgen durante o después de la meditación y ver cómo cambian según el día.
- Regular las emociones. No hay que evitar sentir emociones dolorosas, forma parte del duelo. Reconocerlo nos ayuda a vivirlas con naturalidad y permitir que, igual que llegan, pasen cuando sea necesario.
- Compasión, agradecimiento y dejar ir la culpa. No podemos controlar los factores externos que hacen de esta situación algo excepcional; pero sí según avance el duelo dedicarnos cariño a nosotros mismos y agradecer lo que vivimos junto a esa persona. Hacer un listado de lo bueno que nos aportó en vida es una forma de agradecer su legado y honrarlo.
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