Visitar Toro es mucho más que una relajante escapada de lo cotidiano. Es caminar por las páginas de la historia acompañados de constantes alusiones a su importante pasado. Reseñas que vienen de la mano de incomparables joyas arquitectónicas, de sublimes obras de arte, de pedagógicos museos y de suculentos manjares. Pero nada que se diga se asemeja al deleite que para el cuerpo y el alma significa el dejarse llevar por cada una de sus calles durante la Semana Santa.
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Aprovechando la estancia en la histórica ciudad zamorana os proponemos cinco propuestas que harán la experiencia aún más gratificante. Combinan patrimonio, enoturismo, visitas a bodegas subterráneas tradicionales y gastronomía.
Qué ver
Índice de Contenidos
La Colegiata de Santa María la Mayor es fiel reflejo de la importancia alcanzada por la ciudad de Toro en el siglo XII. Con un estilo arquitectónico que transita entre el románico y el gótico, la primera imagen que tenemos de ella es su cimborrio. Forma parte del grupo de cimborrios leoneses del que forman los de las catedrales de Zamora, Plasencia y la Catedral Vieja de Salamanca. Mención especial merece la “Portada de la Majestad”, un universo pétreo del siglo XIII que conserva su policromía original.
Toro es un importante referente del ARTE ROMÁNICO–MUDÉJAR, un interesantísimo catálogo de templos construidos entre los siglos XII y XIII. Iglesias como San Lorenzo el Real que guarda en el interior el sepulcro gótico-flamenco de los Castilla-Fonseca.
El retablo de Fernando Gallego; San Salvador de los Caballeros, antiguo templo perteneciente a la Orden de los Caballeros del Temple, hoy sede del Museo de Arte Sacro, donde se exponen valiosas tallas románicas y góticas y donde se pueden admirar pinturas murales de estilo románico.
La iglesia del Santo Sepulcro, que perteneció a la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro; la Ermita de Nuestra Señora de la Vega, situada en un bello paraje junto al río Duero da cobijo a la imagen del Cristo de las Batallas, patrón de la ciudad. Y por último San Pedro del Olmo, en cuyo ábside se pueden ver restos de pinturas murales de estilo gótico.
Ruta de las bodegas
Otra sugerente manera de conocer Toro es a través de una secular actividad íntimamente ligada a su cultura popular: la “RUTA DE LAS BODEGAS” como exponente de la tradición de elaborar vino que llevan en la sangre los toresanos. Esta ruta nos muestra una serie de bodegas subterráneas excavadas debajo del caserío, un magnífico testimonio que permite conocer la identidad de esta ciudad. Estas construcciones, junto con las cuadras, paneras y demás dependencias, daban forma a las casas de labranza desde la Edad Media hasta principios del siglo XX.
Las bodegas visitables son la del Ayuntamiento que ya existía antes del año 1778, mostrando hoy el resultado de la unión de varias bodegas con motivo de la construcción de la Casa Consistorial.
- La de la Cámara Agraria, conocida como la “Niña Bonita” de las bodegas subterráneas toresanas y actualmente convertida en Bodega Histórica del Vino de Toro, un centro de interpretación y promoción del vino.
- La Bodega del Palacio de los Condes de Requena estructurada en dos naves a diferentes alturas, donde se guarda unos de los tesoros más peculiares de la ciudad: el Archivo Histórico de la Denominación de Origen Toro.
- Y por último, la Bodega Velasco e Hijos que conserva materiales originales constructivos como el ladrillo rojo y la baldosa del pilo para recoger el mosto, así como el lagar, las antiguas cubas de fermentación y diverso material y maquinaría de vinificación.
Gastronomía
Y como Toro es también tierra de buenos caldos con Denominación de Origen y de buen yantar, qué mejor manera de terminar esta visita, que ha enriquecido el espíritu, que reponiendo fuerzas delante de una buena mesa. Quesos curados elaborados de forma natural como fruto de una larga tradición y del conocimiento de verdaderos maestros; los exquisitos embutidos; las frutas y hortalizas de la fértil vega del Duero; los derivados del cereal ya sea en sabrosos panes o en sublimes dulces. Todos forman parte de una propuesta gastronómica con personalidad propia, a la que se unen platos contundentes como las sopas de ajo, el rabo de toro estofado al vino tinto o el bacalao a la tranca, sin olvidarnos de nuevas propuestas culinarias que, tomando como base la cocina tradicional y los productos de la tierra, apuestan decididamente por nuevos sabores y texturas.
Ruta del vino de Toro
Y como no podría ser de otra manera en esta tierra con profunda tradición vitivinícola, no podemos olvidarnos de la recientemente certificada Ruta del Vino de Toro. Una sugerente propuesta que discurre por un paisaje de suaves perfiles en el curso medio del Duero, donde dan sus frutos las variedades Garnacha, Verdejo y Malvasía, sin olvidar la que dio fama universal a estos caldos: la Tinta de Toro.
La Ruta de Vino de Toro ofrece experiencias que ‘dejen huella’, el complemento perfecto a este viaje cultural y un acercamiento a este territorio repleto de historia y vivencias a lo largo de los 430 km y las 28 poblaciones por las que discurre.
1 Comentario
Una ruta súper recomendable.
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