Investigaciones recientes ponen de manifiesto que la manera en que uno piensa o siente influye en la química del cuerpo y en la forma en cómo una enfermedad puede evolucionar: Biofeedback.
La Dra. Emma Barthe, psicóloga y miembro TheDoctors.es nos explica los beneficios de las terapias como el Biofeedback para la ayuda en diferentes patologías a través de la mente: “El principal avance en las terapias actuales es que somos conscientes de que podemos producir cambios en nuestro organismo y gestionar nuestra propia salud con una terapia eficaz que también profundice en la psique del paciente”. Este tipo de terapias en las que se entrena la mente para que influya sobre la salud es lo que se conoce como Biofeedback.
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Las investigaciones dedicadas al estudio de las interacciones entre el cerebro y la consciencia están en auge. Cada vez son más los científicos que ensanchan su visión para entender la complejidad del cerebro y su relación con los estados de consciencia. El cerebro produce actividad eléctrica constante que se expresa a través de ondas cerebrales de muy bajo voltaje:
- Las Ondas Beta (la Beta Bajo es una atención relajada, la Beta Medio, una atención más vigilante y las Beta Alto son estados de tensión y ansiedad).
- Las Ondas Alfa (se asocian a la creatividad, la lucidez, la memoria y la concentración, el rendimiento óptimo y la relajación mental y física); las Ondas Gemma (producen la ansiedad desbordada, la pérdida de control, la agresividad y el pánico); las Ondas Theta (producen un estado de relajación que alcanza la meditación profunda y el estado contemplativo); y las Ondas Delta que se asocian al sueño profundo y la reestructuración física y mental.
Así, nuestro rendimiento, nuestro equilibrio emocional, nuestro comportamiento y actitudes ante la vida dependen del tipo de onda predominante en cada momento. “El miedo, la emoción reactiva, la capacidad de reflexión, la habilidad para la comprensión,… son formas de respuesta ante acontecimientos de vida que responden a una frecuencia de onda determinada”, nos explica la Dra. Emma Barthe. “A través de terapias como el Biofeedback es posible manejar nuestro cerebro a voluntad y programar niveles de actividad vinculados a la conciencia superior”.
Biofeedback, aprende a manejar tu mente
Con terapias como en Biofeedback (bioinformación), se aprende a manejar a voluntad nuestra actividad cerebral creando estados que favorezcan nuestro equilibrio y bienestar. Además de influir de forma positiva en nuestra calidad de vida.
La mente humana es capaz de producir cambios bioquímicos en el cerebro a favor o en contra de nuestro bienestar. “Nuestro estado mental puede cambiar el estado de nuestro cuerpo a través del sistema nervioso central, el sistema endocrino y el inmunológico: nuestro pensamiento es producto de una onda electromagnética que a la vez se transforma en energía química, que a la vez se transforma en energía mecánica lo que permite que haya una respuesta física”, nos explica el Dra. Barthe.
La influencia de la psique en la salud
“El uso de Biofeedback resulta de gran utilidad en todas aquellas afecciones o patologías donde el factor ansiedad, determinadas pautas de comportamiento, estrés,… tienen un papel determinante en el inicio o curso de la enfermedad”, nos explica la Dra. Emma Barthe. “A nivel psicológico los beneficios del biofeedback son muy notables, ya que la relajación de la actividad cerebral facilita la autoconfianza, la autoestima y favorece el conocimiento de uno mismo, aumentado la capacidad para la resolución de problemas y la toma de decisiones entre otros muchos efectos positivos”.
Un ejemplo claro de existe una conexión entre la mente y el cuerpo es el cortisol, “la hormona del estrés”. Se sabe que en altos niveles de cortisol pueden bloquear la fabricación y acción de las citoquinas (que actúan como mediadoras de la actividad inmunológica) y en consecuencia se debilitan nuestras defensas. Investigaciones recientes en el campo de la psico-neuroendocrino-inmunología hablan de que los pensamientos y las emociones positivas, activan y fortalecen zonas del cerebro relacionadas con el sistema inmunológico. Otro ejemplo es como nuestro sistema digestivo afecta a los niveles de serotonina, hormona que regula nuestro estado de ánimo.
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