El Efecto Halo

¿Los guapos tienen una vida más fácil?

¿Recuerdas la actuación de Susan Boyle? Dale al PLAY y observa las reacciones del jurado y el público cuando la conocen y sus reacciones al verla cantar.

Como habrás visto, cuando el jurado le preguntó quien era y quien quería ser tras el paso por el programa, y ella contesto que quería ser cantante profesional, todos se rieron de ella. ¿Alguien podía pensar que ella iba a cantar tan tan bien? Desde luego el jurado no. ¿Porque empieza a llorar el público y el jurado? ¿Qué está removiendo tantas emociones? ¿Qué Susan canta muy bien o el prejuicio inicial que tuvieron? Nadie esperaba nada de esa persona, hasta que empezó a cantar.

El Efecto Halo es uno de los prejuicios más extendidos de nuestra sociedad. Es la tendencia que tenemos todos los seres humanos de atribuir características positivas a algo o alguien, que ya de por sí para nosotros tiene una característica positiva. Es decir, vemos a alguien que para nosotros es un estupendo orador, tendemos a atribuirle otras características positivas: que es honesto, eficiente, que es inteligente, etc.

Probablemente si no conocías antes este efecto, empieces a partir de ahora a fijarte y prestar más atención a pequeños detalles de tu vida y consigas librarte de muchos prejuicios. Como habrás podido ver con el ejercicio que hemos hecho con Susan Boyle, tendemos a atribuirle más características de éxito a quienes son guapos, con respecto a los que no lo son tanto. Solemos atribuirles un trabajo satisfactorio, unas relaciones perfectas, mientras que a la gente no tan guapa les llegamos a atribuir trabajos con menos responsabilidad, menos habilidad en las relaciones sociales y de pareja, mayor soledad.

Según Nancy Etcoff, las personas más guapas y atractivas encuentran trabajo con más facilidad, pero luego no tienen tanta facilidad para ascender. Es decir, ser guapo es una gran carta de presentación, pero luego lo que cuentan son las habilidades, las actitudes, etc. Por tanto, ser guapo y tener una buena presencia, puede también llegar a convertirse en un inconveniente, ya que, por el Efecto Halo, se espera mucho de ti y si no cumples con las expectativas iniciales, se penaliza mucho más que en personas que por lo que sea no han provocado grandes expectativas en los demás.

Por otro lado, como dice Emilio Duró, venimos de la “jungla” y allí no tienes tiempo de ponerte a evaluar y de hacer un test. Cuando veías a un extraño, no tenías tiempo de pensar si te iba a atacar, a comer o iba a ser tu gran amigo. Simplemente tenías que fiarte de tu intuición. A los que le falló la intuición no sobrevivieron, por lo que nosotros venimos de quienes acertaron la totalidad de las veces o de quienes fueron más desconfiados, lo que puede explicar el nivel de desconfianza que tiene en general la humanidad. Entonces lo que nos viene a decir Emilio Duró es: Fíjate de tus instintos ya que en la jungla no nos fallaron. ¿Pero es lo mismo fiarse de los instintos que fiarse de los prejuicios?.

Como habrás visto, no somos conscientes del efecto halo en nuestras vidas, y sobre todo la influencia que tiene sobre nuestros juicios. Por tanto desde el efecto halo, nuestro juicio nunca llegará a ser del todo objetivo sino infundado por lo que conocemos a primera vista. Y es que también parece que nadie escapa al efecto de la belleza. Quizás es porque hace miles y miles de años era un indicador de salud y fertilidad y de que quizás una persona más bella, podía tener bebés más sanos. En un mundo en el que sobrevivir era muy difícil, se puede entender que esto se viera así, y fue en esas condiciones en las que se formó nuestro cerebro. De ahí que, de forma inconsciente lleguemos a pensar que lo bello es bueno.

¿Quieres intentar que el efecto halo te distorsione lo menos posible? Allá vamos con unas claves prácticas:

• Da oportunidades. Por ejemplo, empieza a realizar esa actividad que piensas que no te va a gustar. O Simplemente en tu día a día, prueba ese plato que sabes que no te va a gustar, pero que nunca has probado.
• Trata de romper otras barreras que el prejuicio te ha puesto. Tienes poco que perder y quizás mucho que ganar.
• A no ser que te vayas a la jungla a vivir una experiencia de supervivencia: practicas el prejuicio y luego el postjuicio.

PSICOLOGIA CLAVE: Elena Sánchez-Porro Frías e Irene Albert Cebriá

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